viernes, 31 de enero de 2020

Aquí tienes el truco del almendruco

Se ha publicado de: Fluenting

Te voy a contar una pequeña historia para esos momentos en los que parece que nunca conseguirás lo que quieres:

—Estos almendros no van a ninguna parte. Cada año están más feos y dan menos almendrucos. Estoy por arrancarlos y poner un buen olmo que, por lo menos, dará buena sombra con el tiempo.

—Un poco radical, ¿no te parece mamá? Estos árboles solo necesitan una buena poda. Hace años que están descuidados. Y tú te empeñas en pedirles peras a los olmos. ¿Me permites, madre, que les pase la motosierra para ver de lo que son capaces?

—Tú verás, hijo mío. Yo creo que es una pérdida de tiempo. Pero si te hace tanta ilusión. El campo también es tuyo. Haz lo que quieras.

—OK.

Sí, señor. Aquellos almendros estaban tristes. Mis padres los habían descuidado. Por eso recogían tan pocos frutos.

Años atrás daban las almendras más dulces, y sus flores nos alegraban cada primavera. Tan hermosos eran que todos dimos por descontado que siempre serían así.

El error fue pensar que lo único que teníamos que hacer era poner el cazo y recoger la cosecha cada año. Por un tiempo realmente fue así. Luego se fueron empobreciendo —digamos que se sintieron solos y un poco abandonados— y en lo que nos pareció un instante, los árboles se habían convertido en unos mamarrachos.

Los árboles hablan...

Habían llegado a un punto tal, que por no dar, casi ni daban sombra. A nadie parecía importarle demasiado lo que aquellos almendros habían sido, y aún menos lo que podían ser.

Su futuro peligraba y yo sentía que me hablaban. Así que decidí escucharlos. Les oí decir que merecían una vida mejor en honor a sus gloriosos servicios pasados.

Una mañana de sábado desayuné y después del café me decidí a podarlos. Tomé la motosierra y me puse manos a la obra. Los contemplé e hice lo que me pidieron. Los dejé desnudos, en su pura esencia —sin artificio alguno, sólo con sus mejores ramas, raíces y su tronco. Me sentí satisfecho y un poco de su tristeza se transfirió a mí. A cambio yo les di un poco de mi esperanza y mi fe en ellos.

Pronto me sacudí la pena. Me acordé de que algún día darían las mejores almendras, en la mayor cantidad, las más duces y serían los más bonitos y luminosos del vecindario. Además, en las entrañas, aquellos árboles lo tenían muy claro: con sus valiosas raíces el reto de crecer y dar buen fruto estaba más que asegurado.

Pasaron los días y meses. Todos nos olvidamos de ellos. Pero volvió la primavera y de las raíces, el sol, el agua y los nutrientes resurgieron los dos hermanos con sendos brotes. ¡Qué alegría sentimos todos! ¡Qué bonitos!

A la sombra de la cochera y junto al seto, los almendros continuaron por sus brotes verdes creciendo.

Yo los veía con orgullo. Esos árboles tenían sus propias razones y su corazón también era sabio. De un tronco de palo, cada uno de ellos empezaba a hacer su maravilloso árbol.

Ignoraban a los que decían "imposible"… ¡y lo consiguieron!

No lo tenían nada fácil. A pesar de la sombra, la escasez de nutrientes, el terreno arcilloso y pétreo y la abundancia de abrojos los dos lo consiguieron. Ambos iban prosperando, como los niños van creciendo.

Quiso la mala suerte —o el descuido— que el muchacho que mi madre contrató esa temporada para desbrozar el terreno, en un giro golpeara y desgarrase de uno de los almendros su precioso y único vástago.

— ¡Qué lástima! —dijeron todos.

—Era el brote más grande —comenté yo.

¡Y qué envidia silenciosa debió sentir con el paso de los días el desgraciado árbol al ver al otro creciendo y creciendo!

Jamás viste un crecimiento tan desigualado…

Al principio casi ni se notó. Pero conforme la primavera avanzaba, más evidente quedaba cuál de los árboles era el almendro mejor parado. El árbol herido se había quedado muy rezagado. Parecía como muerto. Totalmente estancado, como si para él ni la primavera hubiera llegado. Para principios de verano las diferencias eran odiosas. Uno era precioso, grande, asombroso; el otro parecía una estaca abandonada esperando la quema.

Pero lo importante de aquel árbol era que estaba muy bien arraigado en la tierra, no carecía de raíces auténticas y fuertes y la savia de la vida le quemaba por dentro.

No era la primera vez que el almendro había sufrido la inconsciencia de un ser humano. Ya cuando era chico a mi padre se le cayó ese mismo almendro de las manos.

¿Alguna vez has perdido la confianza?…

¡Lo que son los árboles!… Por mucho que otros crean que su tiempo ha pasado, o que nadie recuerde las almendras que regalaron y que todos les digan que son unos desgraciados... ellos tienen sus propios misterios para rebrotar cuando nadie lo espera.

El verano pasó. El almendro sano perdió sus hojas para el otoño. Pasó la navidad, comimos dulces y brindamos por el año nuevo. La vida siempre sigue. No hay quien la pare.

Los ignorantes se empeñaban en que para febrero había que arrancar y quemar el viejo almendro.

—Por encima de mi cadáver —les dije—. A ese almendro todavía le quedan muchos almendrucos, y algún día los veremos.

Y contra todo pronóstico un asombroso brote de esperanza renació de mi buen almendro a la primavera siguiente.

A todos les dije: poned cuidado y no destrocéis estos brotes tan buenos. Que lo que al principio parece poco, en un año es un árbol nuevo.

Todos lo celebramos. Nos enseñó mucho aquel almendro.

Nunca volverás a creer que es mejor el cerezo…

Ahora está precioso. Sus ramas son las más frondosas, su verdor un monumento. De las flores ni te cuento… que los japoneses fardan de cerezos y yo presumo de almendros.

Amigo mío, solo quería compartir contigo el sorprendente crecimiento del árbol herido, que muy pronto dará las mejores almendras.

Todos podemos hacer el truco del almendruco cuando confiamos en nosotros mismos y nos rendimos a la vida que tenemos dentro.

Suscríbete a Fluenting y comparte con tus amigos este pequeña historia de lo que aprendí de mis preciosos árboles.

Aquí tienes el truco del almendruco fue primero visto en: Fluenting



source https://www.fluenting.com/truco-del-almendruco

Aquí tienes el truco del almendruco

Por cortesía de: Diego Dalvera

Te voy a contar una pequeña historia para esos momentos en los que parece que nunca conseguirás lo que quieres:

—Estos almendros no van a ninguna parte. Cada año están más feos y dan menos almendrucos. Estoy por arrancarlos y poner un buen olmo que, por lo menos, dará buena sombra con el tiempo.

—Un poco radical, ¿no te parece mamá? Estos árboles solo necesitan una buena poda. Hace años que están descuidados. Y tú te empeñas en pedirles peras a los olmos. ¿Me permites, madre, que les pase la motosierra para ver de lo que son capaces?

—Tú verás, hijo mío. Yo creo que es una pérdida de tiempo. Pero si te hace tanta ilusión. El campo también es tuyo. Haz lo que quieras.

—OK.

Sí, señor. Aquellos almendros estaban tristes. Mis padres los habían descuidado. Por eso recogían tan pocos frutos.

Años atrás daban las almendras más dulces, y sus flores nos alegraban cada primavera. Tan hermosos eran que todos dimos por descontado que siempre serían así.

El error fue pensar que lo único que teníamos que hacer era poner el cazo y recoger la cosecha cada año. Por un tiempo realmente fue así. Luego se fueron empobreciendo —digamos que se sintieron solos y un poco abandonados— y en lo que nos pareció un instante, los árboles se habían convertido en unos mamarrachos.

Los árboles hablan...

Habían llegado a un punto tal, que por no dar, casi ni daban sombra. A nadie parecía importarle demasiado lo que aquellos almendros habían sido, y aún menos lo que podían ser.

Su futuro peligraba y yo sentía que me hablaban. Así que decidí escucharlos. Les oí decir que merecían una vida mejor en honor a sus gloriosos servicios pasados.

Una mañana de sábado desayuné y después del café me decidí a podarlos. Tomé la motosierra y me puse manos a la obra. Los contemplé e hice lo que me pidieron. Los dejé desnudos, en su pura esencia —sin artificio alguno, sólo con sus mejores ramas, raíces y su tronco. Me sentí satisfecho y un poco de su tristeza se transfirió a mí. A cambio yo les di un poco de mi esperanza y mi fe en ellos.

Pronto me sacudí la pena. Me acordé de que algún día darían las mejores almendras, en la mayor cantidad, las más duces y serían los más bonitos y luminosos del vecindario. Además, en las entrañas, aquellos árboles lo tenían muy claro: con sus valiosas raíces el reto de crecer y dar buen fruto estaba más que asegurado.

Pasaron los días y meses. Todos nos olvidamos de ellos. Pero volvió la primavera y de las raíces, el sol, el agua y los nutrientes resurgieron los dos hermanos con sendos brotes. ¡Qué alegría sentimos todos! ¡Qué bonitos!

A la sombra de la cochera y junto al seto, los almendros continuaron por sus brotes verdes creciendo.

Yo los veía con orgullo. Esos árboles tenían sus propias razones y su corazón también era sabio. De un tronco de palo, cada uno de ellos empezaba a hacer su maravilloso árbol.

Ignoraban a los que decían "imposible"… ¡y lo consiguieron!

No lo tenían nada fácil. A pesar de la sombra, la escasez de nutrientes, el terreno arcilloso y pétreo y la abundancia de abrojos los dos lo consiguieron. Ambos iban prosperando, como los niños van creciendo.

Quiso la mala suerte —o el descuido— que el muchacho que mi madre contrató esa temporada para desbrozar el terreno, en un giro golpeara y desgarrase de uno de los almendros su precioso y único vástago.

— ¡Qué lástima! —dijeron todos.

—Era el brote más grande —comenté yo.

¡Y qué envidia silenciosa debió sentir con el paso de los días el desgraciado árbol al ver al otro creciendo y creciendo!

Jamás viste un crecimiento tan desigualado…

Al principio casi ni se notó. Pero conforme la primavera avanzaba, más evidente quedaba cuál de los árboles era el almendro mejor parado. El árbol herido se había quedado muy rezagado. Parecía como muerto. Totalmente estancado, como si para él ni la primavera hubiera llegado. Para principios de verano las diferencias eran odiosas. Uno era precioso, grande, asombroso; el otro parecía una estaca abandonada esperando la quema.

Pero lo importante de aquel árbol era que estaba muy bien arraigado en la tierra, no carecía de raíces auténticas y fuertes y la savia de la vida le quemaba por dentro.

No era la primera vez que el almendro había sufrido la inconsciencia de un ser humano. Ya cuando era chico a mi padre se le cayó ese mismo almendro de las manos.

¿Alguna vez has perdido la confianza?…

¡Lo que son los árboles!… Por mucho que otros crean que su tiempo ha pasado, o que nadie recuerde las almendras que regalaron y que todos les digan que son unos desgraciados... ellos tienen sus propios misterios para rebrotar cuando nadie lo espera.

El verano pasó. El almendro sano perdió sus hojas para el otoño. Pasó la navidad, comimos dulces y brindamos por el año nuevo. La vida siempre sigue. No hay quien la pare.

Los ignorantes se empeñaban en que para febrero había que arrancar y quemar el viejo almendro.

—Por encima de mi cadáver —les dije—. A ese almendro todavía le quedan muchos almendrucos, y algún día los veremos.

Y contra todo pronóstico un asombroso brote de esperanza renació de mi buen almendro a la primavera siguiente.

A todos les dije: poned cuidado y no destrocéis estos brotes tan buenos. Que lo que al principio parece poco, en un año es un árbol nuevo.

Todos lo celebramos. Nos enseñó mucho aquel almendro.

Nunca volverás a creer que es mejor el cerezo…

Ahora está precioso. Sus ramas son las más frondosas, su verdor un monumento. De las flores ni te cuento… que los japoneses fardan de cerezos y yo presumo de almendros.

Amigo mío, solo quería compartir contigo el sorprendente crecimiento del árbol herido, que muy pronto dará las mejores almendras.

Todos podemos hacer el truco del almendruco cuando confiamos en nosotros mismos y nos rendimos a la vida que tenemos dentro.

Suscríbete a Fluenting y comparte con tus amigos este pequeña historia de lo que aprendí de mis preciosos árboles.

Aquí tienes el truco del almendruco fue primero publicado en: https://www.fluenting.com

¿Por qué sigues haciendo lo que no quieres?

Originalmente escrito para: FLUENTING

Hombre desmotivado y desbordado¿Amargado porque no avanzas? Te preocupas y te agobias, sí; pero... ¿te ocupas de hacer las cosas de otra forma o sigues empeñado en lo mismo de siempre?

¿Reflexionar es para ti perder el tiempo? Actuar impulsivamente te acaba desquiciando. No creas que para conseguir lo que quieres tienes que estar siempre atareado o hacerlo todo deprisa y corriendo.

Hacer más no es siempre la mejor solución. Cuando estás estresado, añadir tareas o fijarte nuevas metas es echar más leña al fuego. Así te quemarás antes.

Parte del problema está en confundir las prioridades.  Lo principal es que sepas qué es lo realmente importante para ti. Lo que los demás esperan de ti o lo que necesitas para lograr tus objetivos es secundario.

Es fundamental ganar claridad antes de actuar.

¿Tiene sentido para ti lo que haces?

Saber que lo que estás haciendo contribuye a una causa en la que crees y que tiene un impacto positivo en tu vida es el secreto de la felicidad.

Por desgracia, vivir cada día en estado de crisis es lo común. Perdemos calidad de vida cuando estamos en crisis constante. Según Stephen R. Covey esto sucede cuando la mayoría de actividades son urgentes e importantes al mismo tiempo.

Apagar fuegos o hacer las cosas solo cuando son urgentes, te costará caro. Incluso si así consiguieras tus metas, sentirías un vacío al no encontrar mucho sentido en lo que haces.

No confundas lo urgente con lo importante. Para hacer una vida más plena procura que la mayoría de tus actividades sean importantes, pero no urgentes. No dejes que la situación se ponga fea para hacer algo al respecto.

¿Te gusta realmente lo que haces?

Tu satisfacción personal no solo depende de tener metas, sino de tener las metas correctas. Ignorar esto es tirar piedras contra tu propio tejado.

Sé más auténtico. Busca una mayor autonomía. Necesitas sentir que eres bueno en lo que haces, que te gusta y que es importante. Además, es perfectamente compatible con ganar tanto o más que ahora.

Si te conformas con un trabajo que no te ennoblece ni te llena de alegría, estarás renunciando a descubrir las cosas que te gustan y que tienen sentido para ti.

El palo y la zanahoria no bastan para movilizar tus mejores energías y potenciales. Busca dentro de ti hasta encontrar qué disfrutas. Hay formas de hacer lo que te gusta y, al mismo tiempo, pagar tus facturas o aumentar tus ingresos. ¡Encuéntralas! Así es como tendrás una vida más plena.

Quien mucho abarca...

Vivimos en un mundo de gente ocupada. El esfuerzo se confunde con la productividad. Desde pequeños, nuestros padres, profesores y figuras de autoridad nos han enseñado que estar ocupados es 'bueno'.

El esfuerzo inteligente es imprescindible para una vida maravillosa. Los incentivos y las recompensas de otros tienen su gracia. Pero nada de esto debería alejarte de lo realmente importante: sentirte satisfecho por ser quién eres y contribuir al mundo haciendo lo que realmente amas.

Lo comprendo. Yo también estoy muy liado. Tengo mucho que hacer. Hay muchas personas que me importan. Sin embargo, lo que hago tiene un propósito claro que va más allá de ganar dinero o quedar bien con la gente.

También soy yo quien decide a qué dedico mi tiempo, qué actividades son realmente importantes para mí y para mis objetivos, cómo haré mi trabajo, con quién y cuándo.

Tal vez tú sientas que no puedes hacer las cosas a tu manera. Puede que lo veas así, pero no es cierto.

Para salir del pozo, deja de cavar.

¿Quieres cambiar, pero sigues igual que de costumbre? Cualquier comportamiento se refuerza cuando te da de comer o te proporciona un aplauso de tarde en tarde.

Además, como nos enseñan los psicólogos, si lo que haces a veces te funciona y otras no, la situación es aún peor: lo repetirás compulsivamente, lo aprenderás a toda velocidad, incluso si es destructivo.

estres-hombre-enganchado

¿Estás enganchado a tus problemas?

Las emociones pueden ser adictivas. Al repetir un estado de ansiedad, con el tiempo lo harás parte de tu identidad. Por raro que parezca, amargarte la vida puede ser parte de tu estrategia para sentirte seguro —así no tendrás que cambiar nada— pero es muy destructivo.

Vivir agobiado no es lo ideal. Es cierto que te permite echar balones fuera y responsabilizar a otros cuando no tienes claro qué podrías hacer. Cuando te agobias descargas tus preocupaciones sobre los demás. En un entorno tóxico la vida se vuelve difícil.

Uno se siente importante cuando hay muchas cosas que dependen de él. Tú ya eres importante. No cargues tu propia cruz más de lo necesario.

No permitas que las circunstancias tomen el control de tu vida, o las situaciones agobiantes se repetirán constantemente. El mundo está cargado de ansiedad. Tal vez la hayas sentido desde muy niño. Quizá sin querer estés repitiendo la misma historia con tus propios hijos. ¿No crees que es hora de cambiar las cosas?

Cuando vives amargado es muy fácil amargar a los demás.

¡Puedes cambiar de rumbo!…

Para sentirte más a gusto empieza a ganar claridad. Responde a tus retos. Lo que logres a base de palos y zanahorias no te hará feliz.

Busca unos motivos más auténticos y profundos. El dinero está genial — ¡bendito sea!—, pero persigue un propósito que vaya más allá. Defiende una causa en la que creas y que te llene. Dale sentido a tu vida. Dedica tiempo a las actividades que disfrutas. Busca un trabajo que puedas hacer con alegría, que no aborrezcas cada día o hagas sólo por dinero.

¿Solo aspiras a pagar las facturas o llevar tu BMW? No me extraña que te sientas agobiado y te amargues. Tú puedes hacer algo mejor. Empieza a respetar la totalidad de lo que eres. Escucha con qué resuenas. Descubre qué es lo importante para ti y qué te gustaría hacer realmente.

Cuanto antes encuentres tu propia motivación —aquella que te permite gozar de lo que haces y de la razón por la que lo haces— mejor para ti y para todos.

El futuro pertenece a los que disfrutan con pasión de lo que hacen. A largo plazo, ese deseo profundo de dirigir nuestras vidas siempre gana cuando lo escuchas y respondes al reto. Expande y aumenta tus destrezas para vivir mejor tu vida y llenarla de sentido. Así serás más feliz.

¡Recupera el control de tu vida!...

Tener tus propias reglas es un paso en la dirección correcta.

¿Cómo podrías hacer tu trabajo más a tu manera? Identifica en qué momento del día te apetece más hacer una tarea dada. Hazla cuando más te apetece y comprobarás que además eres más productivo.

Enumera tus obligaciones actuales y renuncia a las que no te llenan y no necesitas. Cuanta más autonomía tengas, más motivado estarás y mejor será tu estado de ánimo.

Conozco a varias personas que no quieren dejar de estar amargadas porque tienen miedo de defraudar a los demás y no poder estar a la altura de sus retos. Mi libro titulado "Llegar a Todo — Cómo Fluir en Todas las Áreas de la Vida" te ayudará a superar estos temores y a encontrar un plan de acción personalizado para avanzar hacia una vida más plena y crecer en todas las áreas importantes para ti.

El anterior artículo ¿Por qué sigues haciendo lo que no quieres? se ha publicado de: https://www.fluenting.com/

¿Por qué sigues haciendo lo que no quieres?

Originalmente escrito para: https://www.fluenting.com

Hombre desmotivado y desbordado¿Amargado porque no avanzas? Te preocupas y te agobias, sí; pero... ¿te ocupas de hacer las cosas de otra forma o sigues empeñado en lo mismo de siempre?

¿Reflexionar es para ti perder el tiempo? Actuar impulsivamente te acaba desquiciando. No creas que para conseguir lo que quieres tienes que estar siempre atareado o hacerlo todo deprisa y corriendo.

Hacer más no es siempre la mejor solución. Cuando estás estresado, añadir tareas o fijarte nuevas metas es echar más leña al fuego. Así te quemarás antes.

Parte del problema está en confundir las prioridades.  Lo principal es que sepas qué es lo realmente importante para ti. Lo que los demás esperan de ti o lo que necesitas para lograr tus objetivos es secundario.

Es fundamental ganar claridad antes de actuar.

¿Tiene sentido para ti lo que haces?

Saber que lo que estás haciendo contribuye a una causa en la que crees y que tiene un impacto positivo en tu vida es el secreto de la felicidad.

Por desgracia, vivir cada día en estado de crisis es lo común. Perdemos calidad de vida cuando estamos en crisis constante. Según Stephen R. Covey esto sucede cuando la mayoría de actividades son urgentes e importantes al mismo tiempo.

Apagar fuegos o hacer las cosas solo cuando son urgentes, te costará caro. Incluso si así consiguieras tus metas, sentirías un vacío al no encontrar mucho sentido en lo que haces.

No confundas lo urgente con lo importante. Para hacer una vida más plena procura que la mayoría de tus actividades sean importantes, pero no urgentes. No dejes que la situación se ponga fea para hacer algo al respecto.

¿Te gusta realmente lo que haces?

Tu satisfacción personal no solo depende de tener metas, sino de tener las metas correctas. Ignorar esto es tirar piedras contra tu propio tejado.

Sé más auténtico. Busca una mayor autonomía. Necesitas sentir que eres bueno en lo que haces, que te gusta y que es importante. Además, es perfectamente compatible con ganar tanto o más que ahora.

Si te conformas con un trabajo que no te ennoblece ni te llena de alegría, estarás renunciando a descubrir las cosas que te gustan y que tienen sentido para ti.

El palo y la zanahoria no bastan para movilizar tus mejores energías y potenciales. Busca dentro de ti hasta encontrar qué disfrutas. Hay formas de hacer lo que te gusta y, al mismo tiempo, pagar tus facturas o aumentar tus ingresos. ¡Encuéntralas! Así es como tendrás una vida más plena.

Quien mucho abarca...

Vivimos en un mundo de gente ocupada. El esfuerzo se confunde con la productividad. Desde pequeños, nuestros padres, profesores y figuras de autoridad nos han enseñado que estar ocupados es 'bueno'.

El esfuerzo inteligente es imprescindible para una vida maravillosa. Los incentivos y las recompensas de otros tienen su gracia. Pero nada de esto debería alejarte de lo realmente importante: sentirte satisfecho por ser quién eres y contribuir al mundo haciendo lo que realmente amas.

Lo comprendo. Yo también estoy muy liado. Tengo mucho que hacer. Hay muchas personas que me importan. Sin embargo, lo que hago tiene un propósito claro que va más allá de ganar dinero o quedar bien con la gente.

También soy yo quien decide a qué dedico mi tiempo, qué actividades son realmente importantes para mí y para mis objetivos, cómo haré mi trabajo, con quién y cuándo.

Tal vez tú sientas que no puedes hacer las cosas a tu manera. Puede que lo veas así, pero no es cierto.

Para salir del pozo, deja de cavar.

¿Quieres cambiar, pero sigues igual que de costumbre? Cualquier comportamiento se refuerza cuando te da de comer o te proporciona un aplauso de tarde en tarde.

Además, como nos enseñan los psicólogos, si lo que haces a veces te funciona y otras no, la situación es aún peor: lo repetirás compulsivamente, lo aprenderás a toda velocidad, incluso si es destructivo.

estres-hombre-enganchado

¿Estás enganchado a tus problemas?

Las emociones pueden ser adictivas. Al repetir un estado de ansiedad, con el tiempo lo harás parte de tu identidad. Por raro que parezca, amargarte la vida puede ser parte de tu estrategia para sentirte seguro —así no tendrás que cambiar nada— pero es muy destructivo.

Vivir agobiado no es lo ideal. Es cierto que te permite echar balones fuera y responsabilizar a otros cuando no tienes claro qué podrías hacer. Cuando te agobias descargas tus preocupaciones sobre los demás. En un entorno tóxico la vida se vuelve difícil.

Uno se siente importante cuando hay muchas cosas que dependen de él. Tú ya eres importante. No cargues tu propia cruz más de lo necesario.

No permitas que las circunstancias tomen el control de tu vida, o las situaciones agobiantes se repetirán constantemente. El mundo está cargado de ansiedad. Tal vez la hayas sentido desde muy niño. Quizá sin querer estés repitiendo la misma historia con tus propios hijos. ¿No crees que es hora de cambiar las cosas?

Cuando vives amargado es muy fácil amargar a los demás.

¡Puedes cambiar de rumbo!…

Para sentirte más a gusto empieza a ganar claridad. Responde a tus retos. Lo que logres a base de palos y zanahorias no te hará feliz.

Busca unos motivos más auténticos y profundos. El dinero está genial — ¡bendito sea!—, pero persigue un propósito que vaya más allá. Defiende una causa en la que creas y que te llene. Dale sentido a tu vida. Dedica tiempo a las actividades que disfrutas. Busca un trabajo que puedas hacer con alegría, que no aborrezcas cada día o hagas sólo por dinero.

¿Solo aspiras a pagar las facturas o llevar tu BMW? No me extraña que te sientas agobiado y te amargues. Tú puedes hacer algo mejor. Empieza a respetar la totalidad de lo que eres. Escucha con qué resuenas. Descubre qué es lo importante para ti y qué te gustaría hacer realmente.

Cuanto antes encuentres tu propia motivación —aquella que te permite gozar de lo que haces y de la razón por la que lo haces— mejor para ti y para todos.

El futuro pertenece a los que disfrutan con pasión de lo que hacen. A largo plazo, ese deseo profundo de dirigir nuestras vidas siempre gana cuando lo escuchas y respondes al reto. Expande y aumenta tus destrezas para vivir mejor tu vida y llenarla de sentido. Así serás más feliz.

¡Recupera el control de tu vida!...

Tener tus propias reglas es un paso en la dirección correcta.

¿Cómo podrías hacer tu trabajo más a tu manera? Identifica en qué momento del día te apetece más hacer una tarea dada. Hazla cuando más te apetece y comprobarás que además eres más productivo.

Enumera tus obligaciones actuales y renuncia a las que no te llenan y no necesitas. Cuanta más autonomía tengas, más motivado estarás y mejor será tu estado de ánimo.

Conozco a varias personas que no quieren dejar de estar amargadas porque tienen miedo de defraudar a los demás y no poder estar a la altura de sus retos. Mi libro titulado "Llegar a Todo — Cómo Fluir en Todas las Áreas de la Vida" te ayudará a superar estos temores y a encontrar un plan de acción personalizado para avanzar hacia una vida más plena y crecer en todas las áreas importantes para ti.

¿Por qué sigues haciendo lo que no quieres? fue originalmente visto en: Revista Fluenting



source https://www.fluenting.com/no-te-amargues-encuentra-tus-motivos

jueves, 30 de enero de 2020

Viaja a estos 3 puntos de tu pasado para alcanzar tu futuro ideal

Por cortesía de: https://www.fluenting.com/

¿Tienes un sueño que llevas años persiguiendo y el camino se te está haciendo demasiado largo?

Intentas mejorar tu nivel de vida y te sientes estancado y perdido. Te gustaría llegar a casa con mejor humor, atender a tus hijos con más paciencia y charlar largo y tendido con tu mujer. Sin embargo, estás agotado y tienes tantas responsabilidades encima que no te quedan energías al final del día para trabajar por tus otras pasiones.

Probablemente, lo que más te angustia es que cada vez tienes menos energía y no tienes claro qué hacer para ir en línea recta hacia tus metas. Además, a veces te sientes solo porque te falta el apoyo incondicional de las personas a las que más quieres.

Puede que tengas claro cómo es tu futuro ideal, cómo quieres que sea tu familia, cuánto dinero tendrás o cómo será el negocio de tus sueños. Sin embargo, algo te frena constantemente.

Voy a contarte un secreto:

Si llevas años intentando disfrutar de tu vida ideal, probablemente no estás buscando bien…

¿Por qué eres tu peor enemigo?

Te contaré una breve historia que te sonará. Conozco a un hombre que cuando tenía 43 años tuvo que cerrar su negocio porque entró en bancarrota. Debía miles de euros y no tenía otros planes de futuro. Dos paquetes de tabaco al día eran testigos de su ansiedad. Al final el cuerpo le pasó factura y le dio un infarto.

Le pregunté qué mejoraría en su negocio si pudiese volver atrás. ¿Sabes qué contestó? Me explicó que no cambiaría nada porque la culpa la habían tenido el gobierno, la crisis y los bancos. Decía —“Está muy mal la cosa, ya sabes… y están cerrando muchos negocios”

Este hombre estaba buscando el camino a su futuro ideal mientras su negocio funcionaba, pero no buscó donde debía. No se puede decir que no emprendiera proyectos activamente.

Sin embargo, estaba más centrado en buscar culpables. ¿No crees que su vida podría haber sido más feliz si su actitud hubiese sido diferente?

Te cuento esta historia porque a veces nosotros mismos somos la causa de nuestro mal. Hay varias razones por las que puedes llegar a sabotear tus propios sueños, pero aquí están las más comunes:

  • No tener claro quién eres o qué quieres
  • Esperar que algo de fuera se solucione (ejemplos: una crisis, la actitud del gobierno, etc.)
  • Echar la culpa a alguien de tus problemas para no asumir tu responsabilidad
  • Sacrificar tus necesidades para satisfacer las de los tuyos.

Si estás en alguno de estos casos, no te culpo. Lo normal que hasta ahora no hayas dado con la tecla.

Si tienes la sensación de que tu vida podría ser mucho más fácil y plena de lo que es, pero no sabes cómo conseguirlo, aquí te explico cómo llegar a todo y empezar a fluir en todas las áreas de tu vida.

La clave no está solo en tu futuro, sino en tu pasado

Para saber qué futuro quieres para ti y los tuyos hace falta imaginación y pasión. Para saber construir un puente que te lleve hasta allí hace falta un viaje al pasado.

Vamos a hacer una breve excursión a estos 3 puntos de tu pasado. Estos 3 puntos serán claves para comprender qué te frena para conseguir tus sueños.

Parada nº1: Tu infancia

En nuestra infancia, debido a nuestra inmadurez, forjamos muchas de nuestras creencias más destructivas. Son los pilares de las decisiones que tomas ahora. Por eso es tan importante que cuestiones las creencias dañinas más comunes que se crean en esta etapa.

Por ejemplo, alguna vez has pensado… ¡Cómo puede ser que consiga estos resultados tan malos! ¡Si me he esforzado muchísimo!

Lo que importa no es el esfuerzo, sino los resultados. Sin embargo, cuando tenías que estudiar, tus padres no te premiaban por saberte la lección en 30 minutos, sino por estar estudiando durante toooda la tarde.

Seguro que te suena eso de: “¿ya te lo sabes?… Muy pronto sales tú de la habitación… ¡Estudia más… hasta la hora de cenar!” —Estas frases servían para reforzar que lo importante era el esfuerzo y no el resultado.

Durante toda nuestra vida nos han dicho que la clave es esforzarnos al máximo. Pero tú sabes tan bien como yo que en la vida real esto no es cierto. Lo que cuenta es lo que produces, no lo que te esfuerzas. No vale con decirle a tus clientes o a tu jefe: “¡pero si me he esforzado mucho!”

Tampoco se trata de cargarse de responsabilidades pensando en el futuro de la familia, hacer enormes sacrificios por el bien de los nuestros y acabar llevando una vida de esclavo. ¿Acaso no has conocido a gente que consigue lo que quiere y se esfuerza bastante menos que tú?

Otra creencia común que se forja en la infancia es esta:

Tengo que satisfacer siempre las necesidades de los demás antes que las mías. No estaría bien ponerme por delante

Tal vez te sientas obligado a poner las necesidades de los demás por encima de las tuyas. Tú eres el último y todos los demás están por delante de ti, ¿verdad? Pues este es otro de los grandes frenos que te impiden avanzar. Esta creencia provoca una autoestima baja. Probablemente atraerás a gente que continuamente te exigirá más… y se aprovechará de ti porque tú “eres súper bueno.”

Hay muchas otras creencias dañinas que se forman en la infancia. La mayoría de ellas las encontrarás haciéndote la siguiente pregunta: ¿cómo eran mis padres?

Por ejemplo, si tu madre solía sacrificarse “por el bien de todos” y luego se quejaba porque no le agradecíais lo suficiente, tú habrás aprendido a darle toda tu atención a tu mujer, tus hijos, tu jefe, tus clientes, etc… y luego te sentirás frustrado por lo mucho que te esfuerzas y lo poco que consigues…

Parada nº2: Tu adolescencia

Fue en la adolescencia, probablemente, cuando empezaste a tomar más decisiones sin contar con tus padres. Como es lógico, la influencia de tus padres seguía siendo enorme, pero empezaste a identificarte con etiquetas. Por ejemplo: “soy tonto”, “soy el más listo”, “no puedo, no soy capaz”, “puedo hacer lo que me proponga”, “tengo que complacer a mis padres”, etc.

Tu personalidad tiene esa influencia de tu infancia. No es la realidad, es sólo una interpretación que tú hiciste en ese momento y que puedes cambiar cuando te lo propongas.

Parada nº3: Hace 10 minutos

Puede que hasta hace 10 minutos siguieras pensando que la vida es dura y que tienes obligaciones tremendas con tu familia, tu trabajo y el resto de la sociedad. Sin embargo, te recomiendo que veas tu vida por un momento como una película que solo en parte está terminada. Queda mucho que grabar y tú eres el director que debe montarla.

No tienes que filmar la película de siempre. No tienes que demostrar nada. Tú eres valioso. Puedes conseguir lo que te propongas. Y sobre todo: tú eres el creador de la película y puedes contar lo que tú decidas. Puede ser la historia de un hombre poderoso, libre, responsable e inteligente.

Siguiente parada: tu futuro ideal

Todas las decisiones que has tomado hasta ahora te han traído al momento presente. Por eso ahora te sientes desbordado y confuso. Estos 3 puntos del pasado te ayudarán a reflexionar sobre quién eres y qué te impide llevar una vida más plena.

(NOTA: ¿Quieres avanzar de una vez por todas en las cosas que de verdad te importan? Descubre aquí las claves para fluir en todas las áreas de tu vida)

Viaja a estos 3 puntos de tu pasado para alcanzar tu futuro ideal fue primero escrito para: https://www.fluenting.com/

Viaja a estos 3 puntos de tu pasado para alcanzar tu futuro ideal

Por cortesía de: https://www.fluenting.com/

¿Tienes un sueño que llevas años persiguiendo y el camino se te está haciendo demasiado largo?

Intentas mejorar tu nivel de vida y te sientes estancado y perdido. Te gustaría llegar a casa con mejor humor, atender a tus hijos con más paciencia y charlar largo y tendido con tu mujer. Sin embargo, estás agotado y tienes tantas responsabilidades encima que no te quedan energías al final del día para trabajar por tus otras pasiones.

Probablemente, lo que más te angustia es que cada vez tienes menos energía y no tienes claro qué hacer para ir en línea recta hacia tus metas. Además, a veces te sientes solo porque te falta el apoyo incondicional de las personas a las que más quieres.

Puede que tengas claro cómo es tu futuro ideal, cómo quieres que sea tu familia, cuánto dinero tendrás o cómo será el negocio de tus sueños. Sin embargo, algo te frena constantemente.

Voy a contarte un secreto:

Si llevas años intentando disfrutar de tu vida ideal, probablemente no estás buscando bien…

¿Por qué eres tu peor enemigo?

Te contaré una breve historia que te sonará. Conozco a un hombre que cuando tenía 43 años tuvo que cerrar su negocio porque entró en bancarrota. Debía miles de euros y no tenía otros planes de futuro. Dos paquetes de tabaco al día eran testigos de su ansiedad. Al final el cuerpo le pasó factura y le dio un infarto.

Le pregunté qué mejoraría en su negocio si pudiese volver atrás. ¿Sabes qué contestó? Me explicó que no cambiaría nada porque la culpa la habían tenido el gobierno, la crisis y los bancos. Decía —“Está muy mal la cosa, ya sabes… y están cerrando muchos negocios”

Este hombre estaba buscando el camino a su futuro ideal mientras su negocio funcionaba, pero no buscó donde debía. No se puede decir que no emprendiera proyectos activamente.

Sin embargo, estaba más centrado en buscar culpables. ¿No crees que su vida podría haber sido más feliz si su actitud hubiese sido diferente?

Te cuento esta historia porque a veces nosotros mismos somos la causa de nuestro mal. Hay varias razones por las que puedes llegar a sabotear tus propios sueños, pero aquí están las más comunes:

  • No tener claro quién eres o qué quieres
  • Esperar que algo de fuera se solucione (ejemplos: una crisis, la actitud del gobierno, etc.)
  • Echar la culpa a alguien de tus problemas para no asumir tu responsabilidad
  • Sacrificar tus necesidades para satisfacer las de los tuyos.

Si estás en alguno de estos casos, no te culpo. Lo normal que hasta ahora no hayas dado con la tecla.

Si tienes la sensación de que tu vida podría ser mucho más fácil y plena de lo que es, pero no sabes cómo conseguirlo, aquí te explico cómo llegar a todo y empezar a fluir en todas las áreas de tu vida.

La clave no está solo en tu futuro, sino en tu pasado

Para saber qué futuro quieres para ti y los tuyos hace falta imaginación y pasión. Para saber construir un puente que te lleve hasta allí hace falta un viaje al pasado.

Vamos a hacer una breve excursión a estos 3 puntos de tu pasado. Estos 3 puntos serán claves para comprender qué te frena para conseguir tus sueños.

Parada nº1: Tu infancia

En nuestra infancia, debido a nuestra inmadurez, forjamos muchas de nuestras creencias más destructivas. Son los pilares de las decisiones que tomas ahora. Por eso es tan importante que cuestiones las creencias dañinas más comunes que se crean en esta etapa.

Por ejemplo, alguna vez has pensado… ¡Cómo puede ser que consiga estos resultados tan malos! ¡Si me he esforzado muchísimo!

Lo que importa no es el esfuerzo, sino los resultados. Sin embargo, cuando tenías que estudiar, tus padres no te premiaban por saberte la lección en 30 minutos, sino por estar estudiando durante toooda la tarde.

Seguro que te suena eso de: “¿ya te lo sabes?… Muy pronto sales tú de la habitación… ¡Estudia más… hasta la hora de cenar!” —Estas frases servían para reforzar que lo importante era el esfuerzo y no el resultado.

Durante toda nuestra vida nos han dicho que la clave es esforzarnos al máximo. Pero tú sabes tan bien como yo que en la vida real esto no es cierto. Lo que cuenta es lo que produces, no lo que te esfuerzas. No vale con decirle a tus clientes o a tu jefe: “¡pero si me he esforzado mucho!”

Tampoco se trata de cargarse de responsabilidades pensando en el futuro de la familia, hacer enormes sacrificios por el bien de los nuestros y acabar llevando una vida de esclavo. ¿Acaso no has conocido a gente que consigue lo que quiere y se esfuerza bastante menos que tú?

Otra creencia común que se forja en la infancia es esta:

Tengo que satisfacer siempre las necesidades de los demás antes que las mías. No estaría bien ponerme por delante

Tal vez te sientas obligado a poner las necesidades de los demás por encima de las tuyas. Tú eres el último y todos los demás están por delante de ti, ¿verdad? Pues este es otro de los grandes frenos que te impiden avanzar. Esta creencia provoca una autoestima baja. Probablemente atraerás a gente que continuamente te exigirá más… y se aprovechará de ti porque tú “eres súper bueno.”

Hay muchas otras creencias dañinas que se forman en la infancia. La mayoría de ellas las encontrarás haciéndote la siguiente pregunta: ¿cómo eran mis padres?

Por ejemplo, si tu madre solía sacrificarse “por el bien de todos” y luego se quejaba porque no le agradecíais lo suficiente, tú habrás aprendido a darle toda tu atención a tu mujer, tus hijos, tu jefe, tus clientes, etc… y luego te sentirás frustrado por lo mucho que te esfuerzas y lo poco que consigues…

Parada nº2: Tu adolescencia

Fue en la adolescencia, probablemente, cuando empezaste a tomar más decisiones sin contar con tus padres. Como es lógico, la influencia de tus padres seguía siendo enorme, pero empezaste a identificarte con etiquetas. Por ejemplo: “soy tonto”, “soy el más listo”, “no puedo, no soy capaz”, “puedo hacer lo que me proponga”, “tengo que complacer a mis padres”, etc.

Tu personalidad tiene esa influencia de tu infancia. No es la realidad, es sólo una interpretación que tú hiciste en ese momento y que puedes cambiar cuando te lo propongas.

Parada nº3: Hace 10 minutos

Puede que hasta hace 10 minutos siguieras pensando que la vida es dura y que tienes obligaciones tremendas con tu familia, tu trabajo y el resto de la sociedad. Sin embargo, te recomiendo que veas tu vida por un momento como una película que solo en parte está terminada. Queda mucho que grabar y tú eres el director que debe montarla.

No tienes que filmar la película de siempre. No tienes que demostrar nada. Tú eres valioso. Puedes conseguir lo que te propongas. Y sobre todo: tú eres el creador de la película y puedes contar lo que tú decidas. Puede ser la historia de un hombre poderoso, libre, responsable e inteligente.

Siguiente parada: tu futuro ideal

Todas las decisiones que has tomado hasta ahora te han traído al momento presente. Por eso ahora te sientes desbordado y confuso. Estos 3 puntos del pasado te ayudarán a reflexionar sobre quién eres y qué te impide llevar una vida más plena.

(NOTA: ¿Quieres avanzar de una vez por todas en las cosas que de verdad te importan? Descubre aquí las claves para fluir en todas las áreas de tu vida)

Viaja a estos 3 puntos de tu pasado para alcanzar tu futuro ideal fue primero escrito para: https://www.fluenting.com/



source https://www.fluenting.com/viaja-estos-3-puntos-pasado-alcanzar-futuro-ideal

miércoles, 29 de enero de 2020

Cómo diseñar tu vida para que se ajuste a ti

Primero visto en: FLUENTING impúlsate a una mayor calidad de vida

Cuando los días se hacen cada vez más cuesta arriba, ¿qué camino conviene seguir? ¿Poner otra sonrisa forzada por la mañana? ¿Soñar a diario con un cambio de vida? Tirar del carro es duro y no quieres pagarlo con los demás.

¿Y luego qué?... a contentarte con reforzar esa identidad de buen jefe, de gran compañero de trabajo, de padre fenomenal, marido excelente y hombre maravilloso...

¡Genial!, así podrás conciliar el sueño para volver a levantarte a las 6:00 a.m. al día siguiente.

Pero, ¿durante cuánto tiempo?...

Un día pase, pero fingir así un día tras otro amargaría a cualquiera.

Yo quiero ser todo un hombre. Tú quieres ser un gran hombre —y, por supuesto, quieres dejar en el mundo tu huella. Una que al menos tus hijos puedan seguir para que no se pudran en el estercolero.

¡Todo esto está muy bien! Pero para dejar huellas profundas, ¿tú crees que habrá que surcar los caminos?

—Sí, claro; ¿cómo no?

—¡Estupendo! Y, ¿para andar hay que comer?

— ¡Ah sí… comer! Comer está genial. Pero no solo de pan vive el hombre.

Claro hombre, llevas más razón que un santo, pero ¿quién puede vivir sin ganarse el pan?

— ¡Ojalá pudiera trabajar en algo que de verdad me gustase! Ya sabes… no solo por pagar las facturas y huir del miedo. Pero duele renunciar a lo de siempre.

—Oye, cuando no te paras a sentir a qué vas renunciando por el camino, ¿es mejor seguir así; no escucharse, huir hacia adelante y esperar a que algo se rompa?...

Gastamos una fortuna en curar, pero ¡qué poco gastamos en prevenir! (Es normal, somos humanos)

¿Es la tuya una vida sacrificada?

Muchos llevan una vida sufrida. Pero no la cambiarían por todo el oro del mundo. Palos a gusto no hacen daño.

Y a ti, ¿te duelen los palos? ¿Te preguntas alguna vez a qué tanto sufrimiento y sacrificio? ¿A qué causa? ¿Y en beneficio de quién?... No sé tú, pero yo sí.

¿A quién sirve, en última instancia, derramar tanta vida por el camino? ¿Quién bebe y a quién alimenta el cáliz hirviente de tu sangre?

— Por la familia. ¡Mi chico es un chaval fenomenal! Lo hago por mis niños… Para darles lo que necesitan y no verter mi mala leche sobre los demás, en especial mis hijos…

No culpemos a los inocentes de nuestros propios pecados. ¿De quién es la sonrisa fingida? ¿De su padre auténtico o del que has inventado? ¿Es por su bien, o por el tuyo?

¿Acaso eres tú mismo cuando callas tus más auténticas verdades?

Tú también tuviste sueños de niño. Quizá un día los sacrificaste por honrar la máscara que vestían tus padres. Para aliviar sus tristezas y sus inseguridades. Y la vida sigue. El círculo se repite.

Dicen que el mundo está loco, pero no es así. Somos nosotros los que perdemos el rumbo a nuestro poder interior.

Un coche sin sus ruedas permanecerá firme, ¿pero de qué sirve?

¿Para qué están hechos los seres humanos?

—Para lo que haga falta.

No, no es así. Estamos hechos de actos. Tenemos un corazón para dar sangre y vida a nuestras esperanzas, una voluntad para tener fe en nosotros mismos y una cabeza para llegar enteros al destino.

Infancias perdidas que perpetúan nuestra pobreza

Desde pequeños la misma cantinela: haz esto o lo otro por tu bien. Desde niños absorbemos de nuestro entorno su toxicidad o su luz benefactora. No vivimos aislados, pero -como dijo el poeta- sí que vivimos a golpes que apenas nos dejan ser quienes somos. ¿Será por eso que estamos tocando fondo?

Cuando la mentira es el pan nuestro de cada día, cuando han despedido a otro de nuestros amigos y cuando todo parece que está mal, ya solo nos queda ascender.

¿O tal vez no? No hay situación tan mala que no se pueda empeorar un poco. Tenemos poder para destruir y para construir.

¿Qué impulsa a tantos a llevar una vida que está por debajo de sus posibilidades? La respuesta se esconde en nuestras creencias.

A menudo nos sacrificamos por otros, jamás por nosotros mismos

Somos muy plásticos. Sí, tenemos un potencial descomunal y capacidad de adaptación. También contamos con una cabeza dura y una tendencia ancestral a vivir en los polos. Me refiero a dominar o a someternos…

Ser humano también es un deporte

Y para ganar en cualquier deporte profesional se necesita hipertrofiar un talento innato. ¿Cuál es el talento de los hombres? Cualquier súper deportista luce su propia deformidad con orgullo, porque cuenta con la aceptación de su tribu. ¿Qué don tenemos solo los humanos que a todos nos honra?

Si no fuéramos tan “ombliguistas”, veríamos mejor nuestras locuras.  Observaríamos las similitudes con otros deportistas. Otros humanos.

Por ejemplo, no nos chocaría tanto la tribu de las mujeres de labios como platos (aunque a nosotros eso nos parezca feísimo, a aquellas gentes les vuelve locos  – y quien desee conquistarlas debe ser digno de ellas.)

Y de los que hacen el indio, ¿qué decir?... Te digo, por ejemplo, que me marcó una película que vi hace la tira de años. Creo que se llamaba, “Un hombre llamado caballo". No la recuerdo bien. Pero sé que el protagonista sufre una tortura de caballo.

Un hombre llamado caballo

De un poste central penden un par de sogas, con un punzón se atraviesa el pecho para atarse a los cabos. Luego baila entorno al poste. Tensa las cuerdas, agoniza y se agota de sufrimiento. Finalmente, colgado por sendos pechos, deja caer todo el peso de su cuerpo sobre ellos hasta desgarrárselos.  Este hombre blanco, tras pagar el ritual precio, es aceptado como guerrero indio.

Algún rito hemos de pasar para convertirnos en hombres de pleno derecho, en personas aceptadas; en pilares de nuestra tribu.

Todo esto tiene su razón de ser. Somos humanos. Hemos de trabajar por algo. Está muy bien que las sociedades se construyan sobre los talentos de sus individuos. Ahora bien, si para dar a luz no quedara más remedio que sufrir, ¿te quedarías en la oscuridad para no afrontar el reto?

Sacrificios correctos y erróneos para tu vida…

El sacrificio es un acto sagrado y ancestral. Algo bueno a cambio de algo bueno. “Dios, te ofrecemos el corazón vivo y aún latiente de este hombre por una buena cosecha para todos…”

Puestos a sacrificar, ¿qué ofrecerías tú?

Yo ofrecería mis aspectos más bestiales. Preferiría pisar mi sombra brutal para que brillase la calidez de mi propia luz. Y esto no es nada fácil, porque el entorno cambia tanto y, en ocasiones, se vuelve tan oscuro, que pisar nuestra oscuridad para dar un poco de luz propia y ternura humana nos puede poner en un peligro de muerte…

Sí señor, he aquí el dilema: Apreciar tu verdad, tu integridad, la alegría de vivir, la creatividad en tu trabajo y tu bondad, o despreciarlas para sobrevivir en un mundo bestial. Vencer el miedo a tu libertad, arriesgarte a explorar y desarrollar tu potencial para disfrutar y compartir el regalo que solo tú puedes dar a este mundo, o contentarte con el sufrimiento intentando hacer del vicio una virtud.

Si tenemos fe en que la brutalidad es la respuesta, mañana seguiremos comiendo nuestro pan de cada día y jugando con un móvil nuevo, lo produciremos con amargura o se lo quitaremos a otro con alevosía para que puedan comer nuestros hijos. Pero habremos omitido a otros el bien que pudimos hacer ayer. Nuestros hijos, o los hijos de los hijos de nuestros hijos lo pagarán aún más caro algún día —pero claro, eso no lo veremos (¿o tal vez sí?)

"Ojos que no ven, corazón que no siente..."

Si confías en tu potencial, entonces apuestas por la promesa que se encierra en tu corazón. La posibilidad de ser cada día más completo, más tú mismo, más fuerte y débil, más dominante y dominado… con el solo objetivo de descubrir la magia y la música de ser humano.

Ser capaces de imaginar y construir con penas y alegrías, y trabajo, y descanso, un mañana más pleno y armonioso. Donde nos podamos dar a conocer auténticamente, respetar profundamente, cuidarnos un poco mejor que ayer y hacer todo el bien posible a la vida que también nosotros somos.

No sacrificarás tu alma luminosa para ver otro efímero día de oscuridad

Morir, moriremos; pero ¿por qué causa viviremos? Sobrevivir es el mandato de todo bicho viviente, pero tú eres mucho más que eso; eres un hombre.

Cómo seguir adaptándote para ser algún día tú mismo

Para sobrevivir debemos adaptarnos. Aprender nuevos trucos, nuevos comportamientos —que acaban siendo los mismos viejos vicios o virtudes de siempre. Y no perder esa flexibilidad, si no queremos quebrar como un árbol rígido vencido por un alud de problemas.

En oriente siguen una lógica menos lineal y más fluida que la nuestra. Aceptan las aparentes contradicciones. Las cosas son y no son, coexisten y se comprenden. No es que el día se oponga a la noche, vemos que noche y día ocurren simultáneamente cuando tomamos espacio y nos distanciamos. Solo entonces aceptamos la noche como la consecuencia de un mundo que gira contra el Sol.

Somos una cosa y la contraria dependiendo del contexto; porque no somos solo palabras. Estamos hechos de carne y hueso… y alma, y luces y sombras…

También podemos ser auténticos o fingidos

Escrito está en el templo de Delfos: "Conócete a ti mismo". Sea esa la base de tu filosofía. ¿Tienes claro quién eres, qué don tienes y qué quieres? Raro sería. Francamente, a la mayoría eso le importa un bledo.

Recupera los mejores momentos de tu vida…

¿Y de qué te serviría conocerte mejor? De mucho. Podrías, por ejemplo, cambiar de juego, o corregir las reglas que ahora sigues. Incluso podrías inventar uno con más futuro, más emocionante y mejor para ti. Tendrías más momentos extraordinarios, más autonomía y más impacto.

Dime, ¿qué quieres conseguir en tu vida? ¿A qué aspiras? ¿Tiene tu vida algún propósito más allá de la supervivencia, sacrificarte por los demás, destacar en la manada o encajar en los esquemas de otros?

Si sientes que tu vida no te llena tanto como te gustaría, ¿quién sino tú necesita reflexionar?

En mi pueblo  (y por mucho mundo que tengamos, todos somos de este pueblo —mota de polvo en el cosmos— llamado Tierra) solemos decir que "cuando el tonto coge la linde, la linde se acaba y el tonto sigue".

Por Dios, si hasta el bueno de Forrest Gump (o Foresto Gámpido, como a mí me gusta llamarlo) lo decía: “Tonto es el que (solo) hace tonterías.”

Que conste que yo he seguido la linde como el que más. Desde hace tiempo. Soy experto en hacer el tonto. Pero en conciencia, considero que debo parar.

Decimos que vamos a cambiar de vida, pero nunca lo hacemos

La mayoría se conforma con cambiar unas cadenas por otras. Hagamos algo diferente, como probar cosas realmente nuevas cuando algo no funciona…. Cosas como pensar por nosotros mismos, soñar más alto, confiar en nuestra buena estrella y trabajar por lo que realmente amamos y que nos hace sentir llenos de vida.

Para los que quieren dejar de hacer el tonto algún día…

Si quieres dar un primer paso hacia tus nuevas posibilidades, te sugiero que recuerdes las experiencias que te han marcado.

¿Qué creencias construiste que aún configuran tu personalidad?

Identifica cuál es la que más impacto positivo ha tenido.

¿Y la creencia de impacto más negativo?

¿Qué pasaría si cambiaras esa creencia que te ha dado resultados tan pobres?

Lo que en un contexto te hizo fuerte y te permitió sobrevivir, en otro puede suponer una gran derrota.

Por ejemplo, ser un tipo duro está bien para encajar los golpes; pero si no sabes ser tierno y vulnerable, ¿qué opciones les das a tus hijos? ¿Ser aún más duros que tú? ¿Cuál es el límite?

Reflexiona sobre esta pequeña fábula —que quizás ya conoces:

El escorpión pidió a la rana que lo llevara a la otra orilla del río. Aunque la rana tenía miedo del escorpión, éste le aseguró que no le picaría; porque, de hacerlo, los dos morirían. Y, mientras ambos se ahogaban, la rana le preguntó: “¿Por qué me has picado?” El escorpión contestó: "Lo siento, no pude evitarlo. Está en mi naturaleza."

Verás, si fuéramos escorpiones, nada habría que lamentar y tendríamos una excusa: “soy lo que soy y estoy atrapado en ello”. Pero nosotros podemos hacer algo con lo que han hecho de nosotros. Podemos hacer algo liberador, lleno de sentido, que nos dé vida y dé vida a los demás.

Cómo diseñar tu vida para que se ajuste a ti

Si crees que necesitas darle un cambio positivo a tu situación, no es tarde. Y puedes ganar mucho.

En mi nuevo libro, "Llegar a Todo", te invito a descubrir algunas de las claves que a mí, y  a otros más sabios que yo, les han funcionado. El libro te ayudará a integrar mejor los distintos aspectos de tu vida, profundizar en lo que de verdad te importa y perseguir activamente una vida más armoniosa. Puedes echarle un vistazo aquí.

¡Atrévete a romper la inercia!

¿Estás dispuesto a ser un poco más tú mismo? ¿Quieres disfrutar más tu vida? No te lo tomes a mal, pero lo dudo mucho. ¿Por qué habrías de ponerte manos a la obra precisamente ahora? Serías una excepción. Millones necesitan dejar de tirar de sus enormes carros, pero no lo hacen porque se sienten acorralados.

Pesan mucho las cadenas que tantas seguridades nos dan. Y total, ¿para qué romperlas? ¿De qué sirve un poco más de libertad, llevar una vida más plena, estar más presente y disfrutar de lo que uno hace?

Cuanto mayor es el carro —y más atado te tiene— mayor es tu inercia y menos opciones ves

Muy pocos creen que pueden parar, y menos aún se deciden a parar. Solo un puñado —los que realmente marcan la diferencia— tienen el valor de cambiar la senda de lo malo conocido para adentrarse en la de lo bueno por conocer.

Si tú eres la excepción, te felicito. He creado Fluenting para ti. Te anticipo que el viaje merece la pena. Para empezar a hacer maravillas con tu vida con mucho menos sacrificio haz clic aquí.

Cómo diseñar tu vida para que se ajuste a ti se ha publicado de: Blog de Fluenting

Cómo diseñar tu vida para que se ajuste a ti

Primero visto en: FLUENTING impúlsate a una mayor calidad de vida

Cuando los días se hacen cada vez más cuesta arriba, ¿qué camino conviene seguir? ¿Poner otra sonrisa forzada por la mañana? ¿Soñar a diario con un cambio de vida? Tirar del carro es duro y no quieres pagarlo con los demás.

¿Y luego qué?... a contentarte con reforzar esa identidad de buen jefe, de gran compañero de trabajo, de padre fenomenal, marido excelente y hombre maravilloso...

¡Genial!, así podrás conciliar el sueño para volver a levantarte a las 6:00 a.m. al día siguiente.

Pero, ¿durante cuánto tiempo?...

Un día pase, pero fingir así un día tras otro amargaría a cualquiera.

Yo quiero ser todo un hombre. Tú quieres ser un gran hombre —y, por supuesto, quieres dejar en el mundo tu huella. Una que al menos tus hijos puedan seguir para que no se pudran en el estercolero.

¡Todo esto está muy bien! Pero para dejar huellas profundas, ¿tú crees que habrá que surcar los caminos?

—Sí, claro; ¿cómo no?

—¡Estupendo! Y, ¿para andar hay que comer?

— ¡Ah sí… comer! Comer está genial. Pero no solo de pan vive el hombre.

Claro hombre, llevas más razón que un santo, pero ¿quién puede vivir sin ganarse el pan?

— ¡Ojalá pudiera trabajar en algo que de verdad me gustase! Ya sabes… no solo por pagar las facturas y huir del miedo. Pero duele renunciar a lo de siempre.

—Oye, cuando no te paras a sentir a qué vas renunciando por el camino, ¿es mejor seguir así; no escucharse, huir hacia adelante y esperar a que algo se rompa?...

Gastamos una fortuna en curar, pero ¡qué poco gastamos en prevenir! (Es normal, somos humanos)

¿Es la tuya una vida sacrificada?

Muchos llevan una vida sufrida. Pero no la cambiarían por todo el oro del mundo. Palos a gusto no hacen daño.

Y a ti, ¿te duelen los palos? ¿Te preguntas alguna vez a qué tanto sufrimiento y sacrificio? ¿A qué causa? ¿Y en beneficio de quién?... No sé tú, pero yo sí.

¿A quién sirve, en última instancia, derramar tanta vida por el camino? ¿Quién bebe y a quién alimenta el cáliz hirviente de tu sangre?

— Por la familia. ¡Mi chico es un chaval fenomenal! Lo hago por mis niños… Para darles lo que necesitan y no verter mi mala leche sobre los demás, en especial mis hijos…

No culpemos a los inocentes de nuestros propios pecados. ¿De quién es la sonrisa fingida? ¿De su padre auténtico o del que has inventado? ¿Es por su bien, o por el tuyo?

¿Acaso eres tú mismo cuando callas tus más auténticas verdades?

Tú también tuviste sueños de niño. Quizá un día los sacrificaste por honrar la máscara que vestían tus padres. Para aliviar sus tristezas y sus inseguridades. Y la vida sigue. El círculo se repite.

Dicen que el mundo está loco, pero no es así. Somos nosotros los que perdemos el rumbo a nuestro poder interior.

Un coche sin sus ruedas permanecerá firme, ¿pero de qué sirve?

¿Para qué están hechos los seres humanos?

—Para lo que haga falta.

No, no es así. Estamos hechos de actos. Tenemos un corazón para dar sangre y vida a nuestras esperanzas, una voluntad para tener fe en nosotros mismos y una cabeza para llegar enteros al destino.

Infancias perdidas que perpetúan nuestra pobreza

Desde pequeños la misma cantinela: haz esto o lo otro por tu bien. Desde niños absorbemos de nuestro entorno su toxicidad o su luz benefactora. No vivimos aislados, pero -como dijo el poeta- sí que vivimos a golpes que apenas nos dejan ser quienes somos. ¿Será por eso que estamos tocando fondo?

Cuando la mentira es el pan nuestro de cada día, cuando han despedido a otro de nuestros amigos y cuando todo parece que está mal, ya solo nos queda ascender.

¿O tal vez no? No hay situación tan mala que no se pueda empeorar un poco. Tenemos poder para destruir y para construir.

¿Qué impulsa a tantos a llevar una vida que está por debajo de sus posibilidades? La respuesta se esconde en nuestras creencias.

A menudo nos sacrificamos por otros, jamás por nosotros mismos

Somos muy plásticos. Sí, tenemos un potencial descomunal y capacidad de adaptación. También contamos con una cabeza dura y una tendencia ancestral a vivir en los polos. Me refiero a dominar o a someternos…

Ser humano también es un deporte

Y para ganar en cualquier deporte profesional se necesita hipertrofiar un talento innato. ¿Cuál es el talento de los hombres? Cualquier súper deportista luce su propia deformidad con orgullo, porque cuenta con la aceptación de su tribu. ¿Qué don tenemos solo los humanos que a todos nos honra?

Si no fuéramos tan “ombliguistas”, veríamos mejor nuestras locuras.  Observaríamos las similitudes con otros deportistas. Otros humanos.

Por ejemplo, no nos chocaría tanto la tribu de las mujeres de labios como platos (aunque a nosotros eso nos parezca feísimo, a aquellas gentes les vuelve locos  – y quien desee conquistarlas debe ser digno de ellas.)

Y de los que hacen el indio, ¿qué decir?... Te digo, por ejemplo, que me marcó una película que vi hace la tira de años. Creo que se llamaba, “Un hombre llamado caballo". No la recuerdo bien. Pero sé que el protagonista sufre una tortura de caballo.

Un hombre llamado caballo

De un poste central penden un par de sogas, con un punzón se atraviesa el pecho para atarse a los cabos. Luego baila entorno al poste. Tensa las cuerdas, agoniza y se agota de sufrimiento. Finalmente, colgado por sendos pechos, deja caer todo el peso de su cuerpo sobre ellos hasta desgarrárselos.  Este hombre blanco, tras pagar el ritual precio, es aceptado como guerrero indio.

Algún rito hemos de pasar para convertirnos en hombres de pleno derecho, en personas aceptadas; en pilares de nuestra tribu.

Todo esto tiene su razón de ser. Somos humanos. Hemos de trabajar por algo. Está muy bien que las sociedades se construyan sobre los talentos de sus individuos. Ahora bien, si para dar a luz no quedara más remedio que sufrir, ¿te quedarías en la oscuridad para no afrontar el reto?

Sacrificios correctos y erróneos para tu vida…

El sacrificio es un acto sagrado y ancestral. Algo bueno a cambio de algo bueno. “Dios, te ofrecemos el corazón vivo y aún latiente de este hombre por una buena cosecha para todos…”

Puestos a sacrificar, ¿qué ofrecerías tú?

Yo ofrecería mis aspectos más bestiales. Preferiría pisar mi sombra brutal para que brillase la calidez de mi propia luz. Y esto no es nada fácil, porque el entorno cambia tanto y, en ocasiones, se vuelve tan oscuro, que pisar nuestra oscuridad para dar un poco de luz propia y ternura humana nos puede poner en un peligro de muerte…

Sí señor, he aquí el dilema: Apreciar tu verdad, tu integridad, la alegría de vivir, la creatividad en tu trabajo y tu bondad, o despreciarlas para sobrevivir en un mundo bestial. Vencer el miedo a tu libertad, arriesgarte a explorar y desarrollar tu potencial para disfrutar y compartir el regalo que solo tú puedes dar a este mundo, o contentarte con el sufrimiento intentando hacer del vicio una virtud.

Si tenemos fe en que la brutalidad es la respuesta, mañana seguiremos comiendo nuestro pan de cada día y jugando con un móvil nuevo, lo produciremos con amargura o se lo quitaremos a otro con alevosía para que puedan comer nuestros hijos. Pero habremos omitido a otros el bien que pudimos hacer ayer. Nuestros hijos, o los hijos de los hijos de nuestros hijos lo pagarán aún más caro algún día —pero claro, eso no lo veremos (¿o tal vez sí?)

"Ojos que no ven, corazón que no siente..."

Si confías en tu potencial, entonces apuestas por la promesa que se encierra en tu corazón. La posibilidad de ser cada día más completo, más tú mismo, más fuerte y débil, más dominante y dominado… con el solo objetivo de descubrir la magia y la música de ser humano.

Ser capaces de imaginar y construir con penas y alegrías, y trabajo, y descanso, un mañana más pleno y armonioso. Donde nos podamos dar a conocer auténticamente, respetar profundamente, cuidarnos un poco mejor que ayer y hacer todo el bien posible a la vida que también nosotros somos.

No sacrificarás tu alma luminosa para ver otro efímero día de oscuridad

Morir, moriremos; pero ¿por qué causa viviremos? Sobrevivir es el mandato de todo bicho viviente, pero tú eres mucho más que eso; eres un hombre.

Cómo seguir adaptándote para ser algún día tú mismo

Para sobrevivir debemos adaptarnos. Aprender nuevos trucos, nuevos comportamientos —que acaban siendo los mismos viejos vicios o virtudes de siempre. Y no perder esa flexibilidad, si no queremos quebrar como un árbol rígido vencido por un alud de problemas.

En oriente siguen una lógica menos lineal y más fluida que la nuestra. Aceptan las aparentes contradicciones. Las cosas son y no son, coexisten y se comprenden. No es que el día se oponga a la noche, vemos que noche y día ocurren simultáneamente cuando tomamos espacio y nos distanciamos. Solo entonces aceptamos la noche como la consecuencia de un mundo que gira contra el Sol.

Somos una cosa y la contraria dependiendo del contexto; porque no somos solo palabras. Estamos hechos de carne y hueso… y alma, y luces y sombras…

También podemos ser auténticos o fingidos

Escrito está en el templo de Delfos: "Conócete a ti mismo". Sea esa la base de tu filosofía. ¿Tienes claro quién eres, qué don tienes y qué quieres? Raro sería. Francamente, a la mayoría eso le importa un bledo.

Recupera los mejores momentos de tu vida…

¿Y de qué te serviría conocerte mejor? De mucho. Podrías, por ejemplo, cambiar de juego, o corregir las reglas que ahora sigues. Incluso podrías inventar uno con más futuro, más emocionante y mejor para ti. Tendrías más momentos extraordinarios, más autonomía y más impacto.

Dime, ¿qué quieres conseguir en tu vida? ¿A qué aspiras? ¿Tiene tu vida algún propósito más allá de la supervivencia, sacrificarte por los demás, destacar en la manada o encajar en los esquemas de otros?

Si sientes que tu vida no te llena tanto como te gustaría, ¿quién sino tú necesita reflexionar?

En mi pueblo  (y por mucho mundo que tengamos, todos somos de este pueblo —mota de polvo en el cosmos— llamado Tierra) solemos decir que "cuando el tonto coge la linde, la linde se acaba y el tonto sigue".

Por Dios, si hasta el bueno de Forrest Gump (o Foresto Gámpido, como a mí me gusta llamarlo) lo decía: “Tonto es el que (solo) hace tonterías.”

Que conste que yo he seguido la linde como el que más. Desde hace tiempo. Soy experto en hacer el tonto. Pero en conciencia, considero que debo parar.

Decimos que vamos a cambiar de vida, pero nunca lo hacemos

La mayoría se conforma con cambiar unas cadenas por otras. Hagamos algo diferente, como probar cosas realmente nuevas cuando algo no funciona…. Cosas como pensar por nosotros mismos, soñar más alto, confiar en nuestra buena estrella y trabajar por lo que realmente amamos y que nos hace sentir llenos de vida.

Para los que quieren dejar de hacer el tonto algún día…

Si quieres dar un primer paso hacia tus nuevas posibilidades, te sugiero que recuerdes las experiencias que te han marcado.

¿Qué creencias construiste que aún configuran tu personalidad?

Identifica cuál es la que más impacto positivo ha tenido.

¿Y la creencia de impacto más negativo?

¿Qué pasaría si cambiaras esa creencia que te ha dado resultados tan pobres?

Lo que en un contexto te hizo fuerte y te permitió sobrevivir, en otro puede suponer una gran derrota.

Por ejemplo, ser un tipo duro está bien para encajar los golpes; pero si no sabes ser tierno y vulnerable, ¿qué opciones les das a tus hijos? ¿Ser aún más duros que tú? ¿Cuál es el límite?

Reflexiona sobre esta pequeña fábula —que quizás ya conoces:

El escorpión pidió a la rana que lo llevara a la otra orilla del río. Aunque la rana tenía miedo del escorpión, éste le aseguró que no le picaría; porque, de hacerlo, los dos morirían. Y, mientras ambos se ahogaban, la rana le preguntó: “¿Por qué me has picado?” El escorpión contestó: "Lo siento, no pude evitarlo. Está en mi naturaleza."

Verás, si fuéramos escorpiones, nada habría que lamentar y tendríamos una excusa: “soy lo que soy y estoy atrapado en ello”. Pero nosotros podemos hacer algo con lo que han hecho de nosotros. Podemos hacer algo liberador, lleno de sentido, que nos dé vida y dé vida a los demás.

Cómo diseñar tu vida para que se ajuste a ti

Si crees que necesitas darle un cambio positivo a tu situación, no es tarde. Y puedes ganar mucho.

En mi nuevo libro, "Llegar a Todo", te invito a descubrir algunas de las claves que a mí, y  a otros más sabios que yo, les han funcionado. El libro te ayudará a integrar mejor los distintos aspectos de tu vida, profundizar en lo que de verdad te importa y perseguir activamente una vida más armoniosa. Puedes echarle un vistazo aquí.

¡Atrévete a romper la inercia!

¿Estás dispuesto a ser un poco más tú mismo? ¿Quieres disfrutar más tu vida? No te lo tomes a mal, pero lo dudo mucho. ¿Por qué habrías de ponerte manos a la obra precisamente ahora? Serías una excepción. Millones necesitan dejar de tirar de sus enormes carros, pero no lo hacen porque se sienten acorralados.

Pesan mucho las cadenas que tantas seguridades nos dan. Y total, ¿para qué romperlas? ¿De qué sirve un poco más de libertad, llevar una vida más plena, estar más presente y disfrutar de lo que uno hace?

Cuanto mayor es el carro —y más atado te tiene— mayor es tu inercia y menos opciones ves

Muy pocos creen que pueden parar, y menos aún se deciden a parar. Solo un puñado —los que realmente marcan la diferencia— tienen el valor de cambiar la senda de lo malo conocido para adentrarse en la de lo bueno por conocer.

Si tú eres la excepción, te felicito. He creado Fluenting para ti. Te anticipo que el viaje merece la pena. Para empezar a hacer maravillas con tu vida con mucho menos sacrificio haz clic aquí.

Cómo diseñar tu vida para que se ajuste a ti se ha publicado de: Blog de Fluenting



source https://www.fluenting.com/cambio-de-vida-maravillas-menos-sacrificio

martes, 28 de enero de 2020

Técnicas de relajación para empresarios estresados

Primero visto en: FLUENTING impúlsate a una mayor calidad de vida

¿Estás agobiado porque no puedes parar ni un minuto durante el día? ¿Tu negocio no te deja tiempo para estar con la familia? La relajación no es la panacea para todos tus problemas de estrés, pero puede cambiarte la vida si la incorporas en tu día a día.

Las técnicas de relajación, sirven para reducir la tensión al instante y también para desarrollar un estado de armonía y paz interior. Te ayudarán a sobrellevar el día por muy ajetreado que sea. Te harán fuerte ante las adversidades y te sentirás con más energía. Además, con las técnicas adecuadas, podrás prevenir numerosas enfermedades graves que reducirían considerablemente tu calidad de vida.

¿Por qué algunas técnicas de relajación no te funcionan?

Un jarabe para la tos no cura la tuberculosis. De la misma manera, las mejores técnicas de relajación del mundo no curarán el estrés de tu vida si no solucionas el problema de raíz.

Cuando llevas una vida agobiante y de no parar, la solución no es “añadir” un arsenal de métodos como nos quieren hacer ver algunos, sino “quitar” lastre. En resumen: si has probado muchas cosas y no te funcionan es porque debes empezar a trabajar por otro sitio.

Qué es el estrés

La palabra estrés hace referencia a una "gran tensión física o mental". Para sentirte relajado, necesitas practicar lo contrario: una sensación de "desatar, de fluir con la vida y de facilidad"

Experimento con ratas estresadas

En 1936 el endocrinólogo austriaco Hans Seyle hizo un experimento para comprobar la influencia de situaciones amenazantes o molestas en ratas. Las expuso a temperaturas extremas, a distintas sustancias químicas y otras situaciones desagradables (seguro que las ratas adoran a este tío). El resultado fue un aumento de enfermedades psicofisiológicas como úlcera de estómago, deterioro del sitema inmunológico, úlceras en el colon y un aumento patológico de los niveles de adrenalina.

¿Qué es lo que podría “quitar” en mi vida?

En general, se trata de quitar las fricciones innecesarias y los sumideros de energía que hay en tu vida. Te pongo aquí algunos ejemplos…

  • Quitar actividades irrelevantes frente a las que son más importantes
  • Quitar prisas. Levantarse antes si es necesario
  • Acostarse todos los días a la misma hora
  • Eliminar radicalmente el tabaco, el alcohol y sustancias estimulantes
  • Quitar voces, falta de paciencia
  • Quitarse el hábito de comer demasiado deprisa
  • Eliminar, dentro de lo posible, relaciones que nos consuman energía

Para eliminar en tu vida aquello que no es tan importante, tendrás que priorizar. Si todavía eres de los que piensan “todo lo que hago durante el día es igual de importante” es que necesitas pensar más. Truco: un papel y un boli te ayudarán a priorizar mejor.

Para reducir el estrés, la clave no es dejar de hacer las cosas, sino hacer las cosas importantes tranquilamente  - Diana Yárez

¿Cuándo usar las técnicas de relajación?

No utilices las técnicas de relajación como un parche para no reflexionar sobre las causas del estrés en tu vida.

Tú ya sabes que los malos hábitos (en tus actividades y en tus creencias) son los causantes de tu ansiedad. Necesitas realizar un cambio. La relajación solo te ayudará a corto plazo si no solucionas el problema de raíz. Sin embargo, las técnicas de relajación adecuadas pueden ser muy útiles y un buen hábito diario.

No hay un momento ideal para relajarse. ¿No crees que sería mejor estar lo más relajado posible durante todo el día, independientemente de las actividades que realices? Como nos enseña la naturaleza, trata de gastar la mínima energía posible para hacer cada trabajo. Te mostraré cómo puedes sentir una increíble paz interior las 24 horas del día...

Técnicas de relajación ideales para empresarios -para cualquier momento del día

La paz interior está en cada paso de la vida. - Thich Nhat Hnanh, maestro zen vietnamita

Soy una fan de Thich Nhat Hnanh porque enseña técnicas que van más allá de hacer unos cuantos ejercicios que sólo sirven para relajarse un momento, para después ser absorbido por la vorágine del día a día. Te muestra cómo puedes meditar en cualquier momento del día. No hace falta sentarte en un cojín y ponerte en la posición de loto.

Aquí tienes unas técnicas basadas en las que he aprendido de Thich Nhat Hnanh, que podrás aplicar en la oficina, mientras caminas por la calle o atiendes a un cliente. Tu vida cambiará a mejor de inmediato.

1. Tomar conciencia de cada momento

Más que una técnica de relajación, es la base de todo método. Cualquier cosa que hagas a conciencia será relajante. Antes de realizar un ejercicio con el fin de calmarte, toma conciencia de ese momento. A veces estamos obcecados en hacer algo que no nos gusta, nos irrita y nos tensa, pero no somos conscientes hasta que nuestro estado de ánimo se desestabiliza. Somos lo que sentimos y percibimos.

Si estás viendo un programa de televisión que te irrita, toma conciencia de cómo te hace sentir. No tienes por qué tragarte ese estrés. Cambia de canal o apaga la tele. Solo por curiosidad, apaga la tele un minuto durante los anuncios y siente el cambio de energías. Si estás hablando con un cliente que te molesta en ese momento, quizá puedas posponer la reunión. Si no la puedes posponer, sé consciente de lo que percibes y deja que te traspase ese sentimiento, pero no te lo comas.

2. Comer con concentración

Que estés muy ocupado durante el día no significa que tengas que comer con la tele encendida y con mil y una distracciones más. Cuando comas, concéntrate al 100% solo en comer. Procura disfrutar de esa comida con los 5 sentidos, no solo con el del gusto. Mírala, huélela, siente su tacto y saboréala antes de masticarla.

Si estás comiendo con alguien, haz pausas para mirar a los ojos a tus acompañantes y sonríe. No hay prisa. Es momento de comer. Incluso en una conversación, sé consciente de los silencios que hay entre frase y frase. No te olvides de prestar atención a tu respiración, te ayudará a relajarte.

3. Meditación mientras caminas

Este ejercicio puedes hacerlo solo o con gente. Observa todo el estrés, la ira, la frustración o el dolor que pueda quedar dentro de ti. Canaliza esas energías negativas hacia tu pie. A continuación da un paso y estampa el dolor y la ansiedad contra el suelo. Repite el proceso una y otra vez. Cada paso que des te permitirá sentir más y más paz interior.

5. Meditación telefónica

El mal uso del teléfono es una de las cosas que provoca más ansiedad en estos tiempos. Si el teléfono suena, no vayas corriendo y lo dejes todo para cogerlo. Deja un espacio entre el ruido y tú. No te conviertas en una víctima de tu propio teléfono. Te propongo un ejercicio; es difícil pero puedes hacerlo. La próxima vez que suene el teléfono, no lo cojas inmediatamente. Deja que suene e intenta relajarte. Siente cómo el ruido te traspasa, después sonríe y cógelo.

Si eres tú quien tiene que realizar la llamada, respira hondo antes de marcar. Es solo una llamada. Puede que estés pensando: “Estoy más que acostumbrado. No necesito calmarme para llamar”. Este ejercicio no es solo para relajarte, sino para no quedar absorbido por la conversación.

6. Meditación al volante

No siempre cogemos el coche con un objetivo claro. A veces lo usamos para escapar de algo. Buscamos, pero no sabemos qué. Quizá sentimos un vacío y esperamos que la conducción nos ayude a huir de ese sentimiento. Conducir también puede ser una de las técnicas de relajación que más te ayuden. Sólo hace falta poner toda tu atención en esta actividad.

Thich Nhat Hnanh recomienda decir antes de coger el coche el siguiente poema...

Antes de poner el coche en marcha sé dónde voy. El coche y yo somos uno. Si el coche va deprisa, yo voy deprisa.

Medita por un momento su significado. Más de una vez he bajado del coche estresada por ir demasiado deprisa. ¿Y tú?

La mejor técnica de relajación de la historia

Las técnicas de relajación no son sólo unos ejercicios que se hagan sobre un cojín a primera hora de la mañana. Si creas el hábito de vivir plenamente el momento, tu vida será maravillosa, armoniosa y muy feliz.

Como has podido comprobar, la mejor técnica de relajación es la de la presencia.

¿Cómo puedes estar más presente?

Obsérvate a ti mismo, desde la distancia y sin apegarte, como si fueras un testigo imparcial de tu propia existencia. -Diego Dalvera.

Empieza por cerrar los ojos y decirte a ti mismo: "Me pregunto cuál va a ser mi próximo pensamiento". Luego ponte muy alerta y espera a que el próximo pensamiento llegue. Compórtate como un gato observando la guarida de un ratón. -Echart Tolle, maestro zen y autor de El Poder del Ahora

Una historia curiosa

Antiguamente, los maestros zen se acercaban sigilosamente por detrás a sus discípulos con una vara, para comprobar su estado de presencia. Si estaban presentes, serenos y alerta, los discípulos se apartaban o cogían la vara. Si estaban sumidos en sus pensamientos e inconscientes, acababan con los riñones enrojecidos.

Hagas lo que hagas en tu día a día, no olvides dedicar un poquito de atención a la autoobservación. No permitas que las actividades que realices te absorban hasta el punto de no ser consciente de ti mismo.

Si haces estos ejercicios y practicas la presencia, comprobarás que todas las áreas de tu vida se alinean con mucha más facilidad. Al estar aquí y ahora no habrá estrés que pueda contigo.

¿Cómo crees que cambiaría un día cualquiera de tu vida aplicando estas técnicas de relajación? Comparte este post ahora con alguien que necesite más armonía en su vida.

El artículo Técnicas de relajación para empresarios estresados fue inicialmente visto en: https://www.fluenting.com



source https://www.fluenting.com/tecnicas-de-relajacion-para-empresarios-estresados

Técnicas de relajación para empresarios estresados

Inicialmente visto en: fluenting

¿Estás agobiado porque no puedes parar ni un minuto durante el día? ¿Tu negocio no te deja tiempo para estar con la familia? La relajación no es la panacea para todos tus problemas de estrés, pero puede cambiarte la vida si la incorporas en tu día a día.

Las técnicas de relajación, sirven para reducir la tensión al instante y también para desarrollar un estado de armonía y paz interior. Te ayudarán a sobrellevar el día por muy ajetreado que sea. Te harán fuerte ante las adversidades y te sentirás con más energía. Además, con las técnicas adecuadas, podrás prevenir numerosas enfermedades graves que reducirían considerablemente tu calidad de vida.

¿Por qué algunas técnicas de relajación no te funcionan?

Un jarabe para la tos no cura la tuberculosis. De la misma manera, las mejores técnicas de relajación del mundo no curarán el estrés de tu vida si no solucionas el problema de raíz.

Cuando llevas una vida agobiante y de no parar, la solución no es “añadir” un arsenal de métodos como nos quieren hacer ver algunos, sino “quitar” lastre. En resumen: si has probado muchas cosas y no te funcionan es porque debes empezar a trabajar por otro sitio.

Qué es el estrés

La palabra estrés hace referencia a una "gran tensión física o mental". Para sentirte relajado, necesitas practicar lo contrario: una sensación de "desatar, de fluir con la vida y de facilidad"

Experimento con ratas estresadas

En 1936 el endocrinólogo austriaco Hans Seyle hizo un experimento para comprobar la influencia de situaciones amenazantes o molestas en ratas. Las expuso a temperaturas extremas, a distintas sustancias químicas y otras situaciones desagradables (seguro que las ratas adoran a este tío). El resultado fue un aumento de enfermedades psicofisiológicas como úlcera de estómago, deterioro del sitema inmunológico, úlceras en el colon y un aumento patológico de los niveles de adrenalina.

¿Qué es lo que podría “quitar” en mi vida?

En general, se trata de quitar las fricciones innecesarias y los sumideros de energía que hay en tu vida. Te pongo aquí algunos ejemplos…

  • Quitar actividades irrelevantes frente a las que son más importantes
  • Quitar prisas. Levantarse antes si es necesario
  • Acostarse todos los días a la misma hora
  • Eliminar radicalmente el tabaco, el alcohol y sustancias estimulantes
  • Quitar voces, falta de paciencia
  • Quitarse el hábito de comer demasiado deprisa
  • Eliminar, dentro de lo posible, relaciones que nos consuman energía

Para eliminar en tu vida aquello que no es tan importante, tendrás que priorizar. Si todavía eres de los que piensan “todo lo que hago durante el día es igual de importante” es que necesitas pensar más. Truco: un papel y un boli te ayudarán a priorizar mejor.

Para reducir el estrés, la clave no es dejar de hacer las cosas, sino hacer las cosas importantes tranquilamente  - Diana Yárez

¿Cuándo usar las técnicas de relajación?

No utilices las técnicas de relajación como un parche para no reflexionar sobre las causas del estrés en tu vida.

Tú ya sabes que los malos hábitos (en tus actividades y en tus creencias) son los causantes de tu ansiedad. Necesitas realizar un cambio. La relajación solo te ayudará a corto plazo si no solucionas el problema de raíz. Sin embargo, las técnicas de relajación adecuadas pueden ser muy útiles y un buen hábito diario.

No hay un momento ideal para relajarse. ¿No crees que sería mejor estar lo más relajado posible durante todo el día, independientemente de las actividades que realices? Como nos enseña la naturaleza, trata de gastar la mínima energía posible para hacer cada trabajo. Te mostraré cómo puedes sentir una increíble paz interior las 24 horas del día...

Técnicas de relajación ideales para empresarios -para cualquier momento del día

La paz interior está en cada paso de la vida. - Thich Nhat Hnanh, maestro zen vietnamita

Soy una fan de Thich Nhat Hnanh porque enseña técnicas que van más allá de hacer unos cuantos ejercicios que sólo sirven para relajarse un momento, para después ser absorbido por la vorágine del día a día. Te muestra cómo puedes meditar en cualquier momento del día. No hace falta sentarte en un cojín y ponerte en la posición de loto.

Aquí tienes unas técnicas basadas en las que he aprendido de Thich Nhat Hnanh, que podrás aplicar en la oficina, mientras caminas por la calle o atiendes a un cliente. Tu vida cambiará a mejor de inmediato.

1. Tomar conciencia de cada momento

Más que una técnica de relajación, es la base de todo método. Cualquier cosa que hagas a conciencia será relajante. Antes de realizar un ejercicio con el fin de calmarte, toma conciencia de ese momento. A veces estamos obcecados en hacer algo que no nos gusta, nos irrita y nos tensa, pero no somos conscientes hasta que nuestro estado de ánimo se desestabiliza. Somos lo que sentimos y percibimos.

Si estás viendo un programa de televisión que te irrita, toma conciencia de cómo te hace sentir. No tienes por qué tragarte ese estrés. Cambia de canal o apaga la tele. Solo por curiosidad, apaga la tele un minuto durante los anuncios y siente el cambio de energías. Si estás hablando con un cliente que te molesta en ese momento, quizá puedas posponer la reunión. Si no la puedes posponer, sé consciente de lo que percibes y deja que te traspase ese sentimiento, pero no te lo comas.

2. Comer con concentración

Que estés muy ocupado durante el día no significa que tengas que comer con la tele encendida y con mil y una distracciones más. Cuando comas, concéntrate al 100% solo en comer. Procura disfrutar de esa comida con los 5 sentidos, no solo con el del gusto. Mírala, huélela, siente su tacto y saboréala antes de masticarla.

Si estás comiendo con alguien, haz pausas para mirar a los ojos a tus acompañantes y sonríe. No hay prisa. Es momento de comer. Incluso en una conversación, sé consciente de los silencios que hay entre frase y frase. No te olvides de prestar atención a tu respiración, te ayudará a relajarte.

3. Meditación mientras caminas

Este ejercicio puedes hacerlo solo o con gente. Observa todo el estrés, la ira, la frustración o el dolor que pueda quedar dentro de ti. Canaliza esas energías negativas hacia tu pie. A continuación da un paso y estampa el dolor y la ansiedad contra el suelo. Repite el proceso una y otra vez. Cada paso que des te permitirá sentir más y más paz interior.

5. Meditación telefónica

El mal uso del teléfono es una de las cosas que provoca más ansiedad en estos tiempos. Si el teléfono suena, no vayas corriendo y lo dejes todo para cogerlo. Deja un espacio entre el ruido y tú. No te conviertas en una víctima de tu propio teléfono. Te propongo un ejercicio; es difícil pero puedes hacerlo. La próxima vez que suene el teléfono, no lo cojas inmediatamente. Deja que suene e intenta relajarte. Siente cómo el ruido te traspasa, después sonríe y cógelo.

Si eres tú quien tiene que realizar la llamada, respira hondo antes de marcar. Es solo una llamada. Puede que estés pensando: “Estoy más que acostumbrado. No necesito calmarme para llamar”. Este ejercicio no es solo para relajarte, sino para no quedar absorbido por la conversación.

6. Meditación al volante

No siempre cogemos el coche con un objetivo claro. A veces lo usamos para escapar de algo. Buscamos, pero no sabemos qué. Quizá sentimos un vacío y esperamos que la conducción nos ayude a huir de ese sentimiento. Conducir también puede ser una de las técnicas de relajación que más te ayuden. Sólo hace falta poner toda tu atención en esta actividad.

Thich Nhat Hnanh recomienda decir antes de coger el coche el siguiente poema...

Antes de poner el coche en marcha sé dónde voy. El coche y yo somos uno. Si el coche va deprisa, yo voy deprisa.

Medita por un momento su significado. Más de una vez he bajado del coche estresada por ir demasiado deprisa. ¿Y tú?

La mejor técnica de relajación de la historia

Las técnicas de relajación no son sólo unos ejercicios que se hagan sobre un cojín a primera hora de la mañana. Si creas el hábito de vivir plenamente el momento, tu vida será maravillosa, armoniosa y muy feliz.

Como has podido comprobar, la mejor técnica de relajación es la de la presencia.

¿Cómo puedes estar más presente?

Obsérvate a ti mismo, desde la distancia y sin apegarte, como si fueras un testigo imparcial de tu propia existencia. -Diego Dalvera.

Empieza por cerrar los ojos y decirte a ti mismo: "Me pregunto cuál va a ser mi próximo pensamiento". Luego ponte muy alerta y espera a que el próximo pensamiento llegue. Compórtate como un gato observando la guarida de un ratón. -Echart Tolle, maestro zen y autor de El Poder del Ahora

Una historia curiosa

Antiguamente, los maestros zen se acercaban sigilosamente por detrás a sus discípulos con una vara, para comprobar su estado de presencia. Si estaban presentes, serenos y alerta, los discípulos se apartaban o cogían la vara. Si estaban sumidos en sus pensamientos e inconscientes, acababan con los riñones enrojecidos.

Hagas lo que hagas en tu día a día, no olvides dedicar un poquito de atención a la autoobservación. No permitas que las actividades que realices te absorban hasta el punto de no ser consciente de ti mismo.

Si haces estos ejercicios y practicas la presencia, comprobarás que todas las áreas de tu vida se alinean con mucha más facilidad. Al estar aquí y ahora no habrá estrés que pueda contigo.

¿Cómo crees que cambiaría un día cualquiera de tu vida aplicando estas técnicas de relajación? Comparte este post ahora con alguien que necesite más armonía en su vida.

Técnicas de relajación para empresarios estresados fue inicialmente publicado en: fluenting