sábado, 20 de mayo de 2017

¿Harto de tirar del carro?… ¡Empieza a vivir ya!

Inicialmente publicado en: Blog de Fluenting

Cuando los días se hacen cada vez más cuesta arriba, ¿qué camino conviene seguir? ¿Poner otra sonrisa forzada por la mañana? ¿Soñar a diario con un cambio de vida? Tirar del carro es duro y no quieres pagarlo con los demás.

¿Y luego qué?... a contentarte con reforzar esa identidad de buen jefe, de gran compañero de trabajo, de padre fenomenal, marido excelente y hombre maravilloso...

¡Genial!, así podrás conciliar el sueño para volver a levantarte a las 6:00 a.m. al día siguiente.

Pero, ¿durante cuánto tiempo?...

Un día pase, pero fingir así un día tras otro amargaría a cualquiera.

Yo quiero ser todo un hombre. Tú quieres ser un gran hombre —y, por supuesto, quieres dejar en el mundo tu huella. Una que al menos tus hijos puedan seguir para que no se pudran en el estercolero.

¡Todo esto está muy bien! Pero para dejar huellas profundas, ¿tú crees que habrá que surcar los caminos?

—Sí, claro; ¿cómo no?

—¡Estupendo! Y, ¿para andar hay que comer?

— ¡Ah sí… comer! Comer está genial. Pero no solo de pan vive el hombre.

Claro hombre, llevas más razón que un santo, pero ¿quién puede vivir sin ganarse el pan?

— ¡Ojalá pudiera trabajar en algo que de verdad me gustase! Ya sabes… no solo por pagar las facturas y huir del miedo. Pero duele renunciar a lo de siempre.

—Oye, cuando no te paras a sentir a qué vas renunciando por el camino, ¿es mejor seguir así; no escucharse, huir hacia adelante y esperar a que algo se rompa?...

Gastamos una fortuna en curar, pero ¡qué poco gastamos en prevenir! (Es normal, somos humanos)

¿Es la tuya una vida sacrificada?

Muchos llevan una vida sufrida. Pero no la cambiarían por todo el oro del mundo. Palos a gusto no hacen daño.

Y a ti, ¿te duelen los palos? ¿Te preguntas alguna vez a qué tanto sufrimiento y sacrificio? ¿A qué causa? ¿Y en beneficio de quién?... No sé tú, pero yo sí.

¿A quién sirve, en última instancia, derramar tanta vida por el camino? ¿Quién bebe y a quién alimenta el cáliz hirviente de tu sangre?

— Por la familia. ¡Mi chico es un chaval fenomenal! Lo hago por mis niños… Para darles lo que necesitan y no verter mi mala leche sobre los demás, en especial mis hijos…

No culpemos a los inocentes de nuestros propios pecados. ¿De quién es la sonrisa fingida? ¿De su padre auténtico o del que has inventado? ¿Es por su bien, o por el tuyo?

¿Acaso eres tú mismo cuando callas tus más auténticas verdades?

Tú también tuviste sueños de niño. Quizá un día los sacrificaste por honrar la máscara que vestían tus padres. Para aliviar sus tristezas y sus inseguridades. Y la vida sigue. El círculo se repite.

Dicen que el mundo está loco, pero no es así. Somos nosotros los que perdemos el rumbo a nuestro poder interior.

Un coche sin sus ruedas permanecerá firme, ¿pero de qué sirve?

¿Para qué están hechos los seres humanos?

—Para lo que haga falta.

No, no es así. Estamos hechos de actos. Tenemos un corazón para dar sangre y vida a nuestras esperanzas, una voluntad para tener fe en nosotros mismos y una cabeza para llegar enteros al destino.

Infancias perdidas que perpetúan nuestra pobreza

Desde pequeños la misma cantinela: haz esto o lo otro por tu bien. Desde niños absorbemos de nuestro entorno su toxicidad o su luz benefactora. No vivimos aislados, pero -como dijo el poeta- sí que vivimos a golpes que apenas nos dejan ser quienes somos. ¿Será por eso que estamos tocando fondo?

Cuando la mentira es el pan nuestro de cada día, cuando han despedido a otro de nuestros amigos y cuando todo parece que está mal, ya solo nos queda ascender.

¿O tal vez no? No hay situación tan mala que no se pueda empeorar un poco. Tenemos poder para destruir y para construir.

¿Qué impulsa a tantos a llevar una vida que está por debajo de sus posibilidades? La respuesta se esconde en nuestras creencias.

A menudo nos sacrificamos por otros, jamás por nosotros mismos

Somos muy plásticos. Sí, tenemos un potencial descomunal y capacidad de adaptación. También contamos con una cabeza dura y una tendencia ancestral a vivir en los polos. Me refiero a dominar o a someternos…

Ser humano también es un deporte

Y para ganar en cualquier deporte profesional se necesita hipertrofiar un talento innato. ¿Cuál es el talento de los hombres? Cualquier súper deportista luce su propia deformidad con orgullo, porque cuenta con la aceptación de su tribu. ¿Qué don tenemos solo los humanos que a todos nos honra?

Si no fuéramos tan “ombliguistas”, veríamos mejor nuestras locuras.  Observaríamos las similitudes con otros deportistas. Otros humanos.

Por ejemplo, no nos chocaría tanto la tribu de las mujeres de labios como platos (aunque a nosotros eso nos parezca feísimo, a aquellas gentes les vuelve locos  – y quien desee conquistarlas debe ser digno de ellas.)

Y de los que hacen el indio, ¿qué decir?... Te digo, por ejemplo, que me marcó una película que vi hace la tira de años. Creo que se llamaba, “Un hombre llamado caballo". No la recuerdo bien. Pero sé que el protagonista sufre una tortura de caballo.

Un hombre llamado caballo

De un poste central penden un par de sogas, con un punzón se atraviesa el pecho para atarse a los cabos. Luego baila entorno al poste. Tensa las cuerdas, agoniza y se agota de sufrimiento. Finalmente, colgado por sendos pechos, deja caer todo el peso de su cuerpo sobre ellos hasta desgarrárselos.  Este hombre blanco, tras pagar el ritual precio, es aceptado como guerrero indio.

Algún rito hemos de pasar para convertirnos en hombres de pleno derecho, en personas aceptadas; en pilares de nuestra tribu.

Todo esto tiene su razón de ser. Somos humanos. Hemos de trabajar por algo. Está muy bien que las sociedades se construyan sobre los talentos de sus individuos. Ahora bien, si para dar a luz no quedara más remedio que sufrir, ¿te quedarías en la oscuridad para no afrontar el reto?

Sacrificios correctos y erróneos para tu vida…

El sacrificio es un acto sagrado y ancestral. Algo bueno a cambio de algo bueno. “Dios, te ofrecemos el corazón vivo y aún latiente de este hombre por una buena cosecha para todos…”

Puestos a sacrificar, ¿qué ofrecerías tú?

Yo ofrecería mis aspectos más bestiales. Preferiría pisar mi sombra brutal para que brillase la calidez de mi propia luz. Y esto no es nada fácil, porque el entorno cambia tanto y, en ocasiones, se vuelve tan oscuro, que pisar nuestra oscuridad para dar un poco de luz propia y ternura humana nos puede poner en un peligro de muerte…

Sí señor, he aquí el dilema: Apreciar tu verdad, tu integridad, la alegría de vivir, la creatividad en tu trabajo y tu bondad, o despreciarlas para sobrevivir en un mundo bestial. Vencer el miedo a tu libertad, arriesgarte a explorar y desarrollar tu potencial para disfrutar y compartir el regalo que solo tú puedes dar a este mundo, o contentarte con el sufrimiento intentando hacer del vicio una virtud.

Si tenemos fe en que la brutalidad es la respuesta, mañana seguiremos comiendo nuestro pan de cada día y jugando con un móvil nuevo, lo produciremos con amargura o se lo quitaremos a otro con alevosía para que puedan comer nuestros hijos. Pero habremos omitido a otros el bien que pudimos hacer ayer. Nuestros hijos, o los hijos de los hijos de nuestros hijos lo pagarán aún más caro algún día —pero claro, eso no lo veremos (¿o tal vez sí?)

"Ojos que no ven, corazón que no siente..."

Si confías en tu potencial, entonces apuestas por la promesa que se encierra en tu corazón. La posibilidad de ser cada día más completo, más tú mismo, más fuerte y débil, más dominante y dominado… con el solo objetivo de descubrir la magia y la música de ser humano.

Ser capaces de imaginar y construir con penas y alegrías, y trabajo, y descanso, un mañana más pleno y armonioso. Donde nos podamos dar a conocer auténticamente, respetar profundamente, cuidarnos un poco mejor que ayer y hacer todo el bien posible a la vida que también nosotros somos.

No sacrificarás tu alma luminosa para ver otro efímero día de oscuridad

Morir, moriremos; pero ¿por qué causa viviremos? Sobrevivir es el mandato de todo bicho viviente, pero tú eres mucho más que eso; eres un hombre.

Cómo seguir adaptándote para ser algún día tú mismo

Para sobrevivir debemos adaptarnos. Aprender nuevos trucos, nuevos comportamientos —que acaban siendo los mismos viejos vicios o virtudes de siempre. Y no perder esa flexibilidad, si no queremos quebrar como un árbol rígido vencido por un alud de problemas.

En oriente siguen una lógica menos lineal y más fluida que la nuestra. Aceptan las aparentes contradicciones. Las cosas son y no son, coexisten y se comprenden. No es que el día se oponga a la noche, vemos que noche y día ocurren simultáneamente cuando tomamos espacio y nos distanciamos. Solo entonces aceptamos la noche como la consecuencia de un mundo que gira contra el Sol.

Somos una cosa y la contraria dependiendo del contexto; porque no somos solo palabras. Estamos hechos de carne y hueso… y alma, y luces y sombras…

También podemos ser auténticos o fingidos

Escrito está en el templo de Delfos: "Conócete a ti mismo". Sea esa la base de tu filosofía. ¿Tienes claro quién eres, qué don tienes y qué quieres? Raro sería. Francamente, a la mayoría eso le importa un bledo.

Recupera los mejores momentos de tu vida…

¿Y de qué te serviría conocerte mejor? De mucho. Podrías, por ejemplo, cambiar de juego, o corregir las reglas que ahora sigues. Incluso podrías inventar uno con más futuro, más emocionante y mejor para ti. Tendrías más momentos extraordinarios, más autonomía y más impacto.

Dime, ¿qué quieres conseguir en tu vida? ¿A qué aspiras? ¿Tiene tu vida algún propósito más allá de la supervivencia, sacrificarte por los demás, destacar en la manada o encajar en los esquemas de otros?

Si sientes que tu vida no te llena tanto como te gustaría, ¿quién sino tú necesita reflexionar?

En mi pueblo  (y por mucho mundo que tengamos, todos somos de este pueblo —mota de polvo en el cosmos— llamado Tierra) solemos decir que "cuando el tonto coge la linde, la linde se acaba y el tonto sigue".

Por Dios, si hasta el bueno de Forrest Gump (o Foresto Gámpido, como a mí me gusta llamarlo) lo decía: “Tonto es el que (solo) hace tonterías.”

Que conste que yo he seguido la linde como el que más. Desde hace tiempo. Soy experto en hacer el tonto. Pero en conciencia, considero que debo parar.

Decimos que vamos a cambiar de vida, pero nunca lo hacemos

La mayoría se conforma con cambiar unas cadenas por otras. Hagamos algo diferente, como probar cosas realmente nuevas cuando algo no funciona…. Cosas como pensar por nosotros mismos, soñar más alto, confiar en nuestra buena estrella y trabajar por lo que realmente amamos y que nos hace sentir llenos de vida.

Para los que quieren dejar de hacer el tonto algún día…

Si quieres dar un primer paso hacia tus nuevas posibilidades, te sugiero que recuerdes las experiencias que te han marcado.

¿Qué creencias construiste que aún configuran tu personalidad?

Identifica cuál es la que más impacto positivo ha tenido.

¿Y la creencia de impacto más negativo?

¿Qué pasaría si cambiaras esa creencia que te ha dado resultados tan pobres?

Lo que en un contexto te hizo fuerte y te permitió sobrevivir, en otro puede suponer una gran derrota.

Por ejemplo, ser un tipo duro está bien para encajar los golpes; pero si no sabes ser tierno y vulnerable, ¿qué opciones les das a tus hijos? ¿Ser aún más duros que tú? ¿Cuál es el límite?

Reflexiona sobre esta pequeña fábula —que quizás ya conoces:

El escorpión pidió a la rana que lo llevara a la otra orilla del río. Aunque la rana tenía miedo del escorpión, éste le aseguró que no le picaría; porque, de hacerlo, los dos morirían. Y, mientras ambos se ahogaban, la rana le preguntó: “¿Por qué me has picado?” El escorpión contestó: "Lo siento, no pude evitarlo. Está en mi naturaleza."

Verás, si fuéramos escorpiones, nada habría que lamentar y tendríamos una excusa: “soy lo que soy y estoy atrapado en ello”. Pero nosotros podemos hacer algo con lo que han hecho de nosotros. Podemos hacer algo liberador, lleno de sentido, que nos dé vida y dé vida a los demás.

Cómo diseñar tu vida para que se ajuste a ti

Si crees que necesitas darle un cambio positivo a tu situación, no es tarde. Y puedes ganar mucho.

En mi nuevo libro, "Llegar a Todo", te invito a descubrir algunas de las claves que a mí, y  a otros más sabios que yo, les han funcionado. El libro te ayudará a integrar mejor los distintos aspectos de tu vida, profundizar en lo que de verdad te importa y perseguir activamente una vida más armoniosa. Puedes echarle un vistazo aquí.

¡Atrévete a romper la inercia!

¿Estás dispuesto a ser un poco más tú mismo? ¿Quieres disfrutar más tu vida? No te lo tomes a mal, pero lo dudo mucho. ¿Por qué habrías de ponerte manos a la obra precisamente ahora? Serías una excepción. Millones necesitan dejar de tirar de sus enormes carros, pero no lo hacen porque se sienten acorralados.

Pesan mucho las cadenas que tantas seguridades nos dan. Y total, ¿para qué romperlas? ¿De qué sirve un poco más de libertad, llevar una vida más plena, estar más presente y disfrutar de lo que uno hace?

Cuanto mayor es el carro —y más atado te tiene— mayor es tu inercia y menos opciones ves

Muy pocos creen que pueden parar, y menos aún se deciden a parar. Solo un puñado —los que realmente marcan la diferencia— tienen el valor de cambiar la senda de lo malo conocido para adentrarse en la de lo bueno por conocer.

Si tú eres la excepción, te felicito. He creado Fluenting para ti. Te anticipo que el viaje merece la pena. Para empezar a hacer maravillas con tu vida con mucho menos sacrificio haz clic aquí.

El anterior post ¿Harto de tirar del carro?… ¡Empieza a vivir ya! se ha publicado de: FLUENTING

No hay comentarios:

Publicar un comentario