martes, 8 de noviembre de 2016

Motivación personal — Descubre la tuya (parte II)

El siguiente post Motivación personal — Descubre la tuya (parte II) está disponible en: Fluenting, magazine digital

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En la parte I, te hablé de tres tipos de motivación.

Te comenté que las tres fuerzas impulsoras clave para una motivación intrínseca son:

  • Autonomía — el deseo de dirigir nuestras propias vidas y nuestro trabajo.
  • Maestría — el impulso de ser mejor y mejor en algo que importa.
  • Propósito — el anhelo de hacer algo que contribuya a una causa más grande que nosotros mismos

Me gustaría distinguir dos tipos de comportamiento. Por una parte, los comportamientos que indican una motivación externa y, por otra, los que muestran una motivación personal intrínseca.

Todos estamos diseñados por instinto para sobrevivir, evitar el dolor y perseguir el placer. Estas motivaciones básicas las compartimos todos los seres humanos. Vienen de serie, igual que es genético que todos necesitamos respirar. Sobre estas bases se apoyan la motivación 1.0 y 2.0. Nacemos con un sistema nervioso capaz de aprender a base de amenazas de vida o muerte, palos y zanahorias. Hasta aquí nada nuevo.

El comportamiento de tipo intrínseco es diferente.

No se nace con él. Se aprende. Gracias al desarrollo de nuestro sistema nervioso y del neocórtex, somos capaces de movernos con una fuerza sin igual: nuestra voluntad. Tenemos margen para actuar libremente. Al menos mucho más que otros seres vivos.

Este comportamiento que no viene de serie es un ‘extra’ que se adquiere haciendo las cosas a propósito (en lugar de sin querer, o porque te obligan), ampliando nuestra autonomía y siendo diestros en algo valioso.

Los estudios muestran que, a largo plazo, hacer las cosas porque uno quiere genera resultados superiores a hacerlas porque algo externo nos estimula.

Para dejarlo bien claro: hacer las cosas porque uno quiere no significa despreciar el dinero, ni el reconocimiento o trabajar por menos de lo que tus servicios valen. Esas recompensas tienen su importancia, pero juegan un rol distinto.

¿Cómo se consigue tener más autonomía?

Sentimos que ‘mandamos sobre nuestra vida’ en la medida en que tenemos control sobre estas 4T’s:

  • Tarea — el qué hacer.
  • Tiempo — cuándo hacerlo.
  • Técnica — cómo hacerlo
  • Tribu — con quién lo hacemos

En esencia estas son las mismas razones por las que la mayoría de los emprendedores y empresarios, eligen arriesgarse a construir su propio negocio.

Y para ser diestro en algo, ¿qué hace falta?

En primer lugar hace falta una condición previa: fluir. Fluir significa que la dificultad de la tarea que tienes por delante está en su justa medida: no es tan fácil que te resulte aburrida, ni tan difícil que te agobie o te parezca imposible. Fluyes cuando el reto está a la altura de tu preparación actual. En estado de flujo, la actividad te absorbe; el tiempo pasa más deprisa, casi sin sentir.

Entrar en ese fluir una y otra vez es necesario para ser un maestro, pero no es suficiente. Se requieren otras tres cualidades más:

  1. Mentalidad adecuada — Ver que cualquier destreza es infinitamente mejorable. Todo se puede hacer un poco mejor.
  2. Aguante — Estar dispuesto a esforzarse para adaptarse al reto, aprender y crecer. Estar dispuesto a pagar el precio: aceptar el dolor y la ansiedad que conlleva dar a luz a un maestro.
  3. Deportividad — Más alto, más rápido, más lejos. Hablamos de humildad. Se trata de progresión, no de perfección. La perfección —como el horizonte— no está para ser alcanzada, sino para orientarnos y servirnos de inspiración y guía.

¿Para qué sirve un propósito y cómo se llega a tener uno?

Un propósito es simplemente una causa mayor y más duradera que nosotros mismos.

De serie, todos los seres vivos hacen cuanto está en su mano para sobrevivir. Solo los seres humanos, que saben que algún día han de morir, tienen una opción extra (no es obligatoria). ¿Cuál es ese ‘extra’ específicamente humano? Sencillamente que las personas pueden dar a su vida un sentido más hondo que la mera supervivencia.

Un propósito armoniza y da contexto a la autonomía y los potenciales del hombre. Es decir, que podemos dar sentido a la vida. Tenemos el poder de trabajar por algo vivo (la esencia del amor). Podemos decidir qué legar a los vivos para facilitar o dificultar su supervivencia, su crecimiento y su expresión libre, consciente y creativa.

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¿Qué es más importante para una vida plena, el dinero (utilidad) o el propósito (finalidad)?

Un grupo de investigadores fueron a buscar la respuesta entre la población de universitarios. Algunos estudiantes tenían aspiraciones extrínsecas, como ser ricos o famosos. Otros las tenían intrínsecas, se proponían ayudar a otros a mejorar sus vidas, aprender y crecer.

Haciendo seguimiento dos años después de su graduación el grupo de motivación personal intrínseca, tenía menos ansiedad y menos depresión, mayor bienestar y satisfacción que cuando estaban en la universidad.

Los otros, de motivación personal extrínseca, no eran más felices. Peor aún, tenían más ansiedad, depresión y otros indicadores negativos a pesar de haber logrado o estar logrando sus metas.

Concluyeron que los que buscan metas tipo recompensa tienen más probabilidades de ganar riqueza, pero son menos felices que antes de lograr sus metas.

Creer que para ser feliz basta con tener metas puede llevarte por una vía de autodestrucción. No basta con tener metas, hace falta que tus metas tengan sentido.

El futuro pertenece a los que conecten con una mayor motivación que la recompensa o castigo. Para gozar de una vida más plena necesitas una motivación personal intrínseca. Ese tipo de motivación proviene de nuestro deseo profundo de dirigir nuestras vidas, expandir y aumentar nuestras destrezas y llevar una vida cargada de sentido.

Pon en marcha tu motivación 3.0 aplicando una o varias de estas ideas:

Estrategia #1: Fomenta un estado de flujo

Que tu reloj del móvil o de tu ordenador salte por azar en 30 momentos distintos. Cada vez que suene pregúntate qué estás haciendo, cómo te sientes y si te sientes fluir.

Anota tus respuestas y busca los patrones:

  • ¿En qué momentos te has sentido fluir? ¿En qué trabajabas? ¿Cómo lo hacías? ¿Con quién?
  • ¿Cómo podrías reestructurar tu día a día basándote en lo que has descubierto?
  • ¿Qué has averiguado sobre tu auténtica fuente de motivación intrínseca?

Estrategia #2: Hazte una gran pregunta

Para conectar con tu propósito, imagina que una gran frase resumiera tu vida, ¿cuál sería?

Por ejemplo:

  1. Inventó un dispositivo que hizo la vida de los niños más amable.
  2. Fue un padre excepcional de 2 niños felices que se convirtieron en adultos sanos, libres y asombrosos.

Estrategia #3: Concreta tu propósito

Contesta en una sola frase a cada una de estas dos preguntas para resumir tu propósito:

  1. ¿Qué hace que te levantes cada mañana?
  2. ¿Qué te mantiene aún despierto a última hora de la noche?

Estrategia #4: Acércate 5 pasos a la maestría

Según el psicólogo Anders Ericsson una 'práctica deliberada' es la clave para llegar a ser un maestro. Estos son los pasos:

Paso 1: Recuerda que solo hay un objetivo: mejorar el desempeño. No hagas siempre lo mismo, haz cambios, fíjate metas nuevas y esfuérzate por llegar un poco más lejos cada vez.

Paso 2: Repetir, repetir y repetir. Un profesional del baloncesto no hace 10 tiros libres al final del entrenamiento; hace 500.

Paso 3: Busca feedback constantemente de alguien con criterio. Si no sabes qué estás haciendo mal, no sabrás que necesitas mejorar.

Paso 4: Focalízate sin piedad donde necesites ayuda. Tendrás que entrenar tus fortalezas y trabajar para reducir tus debilidades.

Paso 5: Asume que el proceso será física y mentalmente extenuante.  Esta es la razón por la cual pocos llegan a maestros en algo, pero es lo que hace a los maestros.

Ahora debería quedar claro por qué la motivación extrínseca es insuficiente. Simplemente, los palos y las zanahorias no bastan para estar a la altura de los retos actuales a la hora de organizar, pensar y hacer lo que hacemos.

Para saber más sobre este tema te recomiendo leer: La sorprendente verdad sobre qué nos motiva, de Daniel H. Pink

Es hora de abrazar una motivación personal más significativa. Los elementos esenciales para activar ese proceso de motivación 3.0 son: tu autonomía (4T’s: Tarea, Tiempo, Técnica, Tribu), tu maestría y hacer las cosas más a propósito.

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(Nota) Este artículo está disponible en: www.fluenting.com

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